martes, 1 de diciembre de 2015

Escribirle al amor en tu espalda

Dejé que dibujara en mi espalda lo que quisiera, aquel paisaje con el que algún día soñó; la primera flor que me regaló. Estaba desnuda entre las sábanas, casi dormía, dejé que su imaginación volase y me llenara de color. Respiré profundo, tanto que me dolió, sus manos portaron un pincel y supongo que tras él un pequeño recipiente de pintura.

Noté una gota caer, frío en el cuerpo y mis vellos se erizaron. Trazó por un segundo el amor, unas curvas que parecían tambalearse y a ras de ellas una fina línea, ¿había cambiado el pincel?
Recuerdo que me retorcí, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, estaba segura de que en esa ocasión escribía. No sabía con exactitud qué letras eran y tampoco quería jugar a adivinarlas, yo solo descansaba mientras el artista con el que todas las mañanas me levantaba hacía su trabajo; no era su profesión pero sí el artista de mi vida. 

No sé que pasó, solo sentí que sus dedos eran los que me tocaban en ese momento y sonreí. Acto seguido un beso y me abracé a él. 
Dejé que dibujara en mi espalda lo que quisiera, la mejor anécdota, algún regalo especial, un día inolvidable en su agenda o simplemente un buen recuerdo.

- ¿Qué has dibujado? - pregunté aún en su regazo.

- He dibujado ese paisaje que en todos mis sueños aparece junto a aquella flor que un buen día te regalé, el amor en varias líneas agarradas y desorientadas por la marea de la costa malagueña; he inscrito en tu piel la mejor anécdota que hemos vivido, un día preciso en el calendario y el mejor regalo que me ha dado la vida. Con mis yemas he trazado tus ojos, con mi mejor pincel tu corazón y unas letras que siempre serán nuestras... "Dibujar en tu espalda mi camino, colorear tu cuerpo sin saber dibujar, pero siendo eternamente el artista de tu vida".

martes, 24 de noviembre de 2015

En la parada...

Ella estaba sentada en la misma parada y parecía que esperaba el mismo autobús. Los sentimientos empezaban a aflorar y en la distancia del tiempo podía recordar a esos pequeñajos con mochilas diminutas para ir al colegio, a esas personas mayores que a tientas intentaban sentarse a su lado y sobre todo ese tímido murmullo en las mañanas que decía una frase - nos vemos luego - ; era esa pareja que tras besos marchaban. 

Sin saber por qué, siguió el rastro de unos dedos posados en el cristal y pensó que, tal vez, era esa mejor amiga que enamorada de la vida iba dejando huella por donde pasaba, - un corazón dibujado - sonrió, - ¿sería de ella? -. 

Miró de reojo a su alrededor, en esa ocasión estaba sola; no había personas en la misma parada, todo había cambiado, demasiado. Otra sonrisa se escapó de su rostro, al mismo tiempo que dos lágrimas brotaron... lloraba de felicidad, pero era una felicidad confundida con nostalgia. - El tiempo no perdona los recuerdos - murmuró. 

Ella siguió allí como ese primer día impaciente esperaba el autobús; inicio de un nuevo comienzo, una nueva vida. 

viernes, 20 de noviembre de 2015

¿Y para ti?

A veces he soñado con llegar lejos. Digo llegar lejos, pero ni yo misma sé que quiere decir eso; os lanzo la pregunta al aire, para que cada uno me responda: - ¿Qué es llegar lejos? -.

Para mí, significaba volar y aterrizar en un cuento de hadas; ni siquiera importaba lo que pensasen los demás. Era la necesidad de poder cantar alto para que todos me escuchasen, era viajar hacia un lugar infinito en globo, en busca de aventuras y quizás ¿por qué no?, tal y como Julio Verne escribió... dar la vuelta al mundo en 80 días. Llegar lejos era soñar despierta con un planeta imaginario, poder tocar las estrellas con solo oír una canción y esperar ese futuro incierto pero siempre coloreado de rosa.  Era jugar en el parque sin caerme y llenarme de arena como primera condición para participar; ser feliz en el colegio, aplicada en el instituto y responsable en la Universidad. 

A pesar de que los años han ido cambiando mi percepción de esta pequeña frase, siempre ha sido bajo un gran lema... llegar lejos, allí donde ansiamos pero sin perder la ilusión por dibujar un duende escondido debajo de un puente, frotar la lámpara de los mil deseos rogando que nunca llegue el fin; correr atada de la mano de tu mejor amiga y reír con aquel corazón que más te ama.

Llegar lejos nunca fue una meta para mí, ¿y para ti? 

 







sábado, 7 de noviembre de 2015

Conversación alguna y en algún lugar

- Conversación alguna y en algún lugar -

A ver si me inspiro, queda claro que hoy voy a ponerte las cartas sobre la mesa para que espabiles, para que dejes de hacer el imbécil y empieces a pensar que la vida no es un reto que hay que superar, sino un transcurrir de días en los que debes ser feliz. 

A ver si me inspiro; voy a ponerte las cartas sobre la mesa. Sí, a ti; tú que en algún momento llegaste a dudar de tus actos, que en ocasiones pecaste de orgullo y miraste a alguien por encima del hombro, con recelo y envidia. A ti, que rompiste el jarrón favorito de tu madre, el tesoro más querido de tu mejor amigo y el corazón de algun alma en pena que deseaba amarte. 

A ti, que también rompieron tus sentimientos cuando menos lo esperabas, que pensaste que el alcohol era tu aliado y el sexo con cualquiera tu única y verdadera compañía. A ti, que te odiaste en innumberables instantes y que odiaste a todo el que pasaba a tu alrededor, sin ser ellos causantes de tu desdicha. 

Hoy pongo mis cartas sobre tu mesa, para decirte que en un futuro esas ganas locas desaparecen, que ese pitillo que fumaste para hacerte el interesante se desintegra, que esas personas a las que un día llamaste amigos toman caminos equivocados o simplemente senderos que tú mismo no elegiste, que esa cama deshecha no significa una noche loca, que tanto maquillaje no define tu personalidad y que tus manos son las mismas de siempre; manos que han aprendido a vivir.

Por ello, hoy voy a ponerte las cartas sobre la mesa para que no pienses en los retos que debes superar, sino en que la vida es un transcurrir de días en los que debes ser feliz.

- Conversación alguna y en algún lugar -




 

jueves, 22 de octubre de 2015

Déjame decirte

Déjame decirte que dos palabras bastan, una mirada de reojo y una pequeña sonrisa. Déjame decirte que reír sin razón es una de mis aficiones favoritas y que observarte cada día es suficiente para hacerlo.

Déjame decirte que ya me encargo yo de hacerte cosquillas, de abrazarte en noches de lluvia y de apoyarte en cualquier decisión. Seré yo la primera en ofrecerte consejo y la primera que deseará que no lo sigas, pero también seré la que rectifique y te ayude a superar cualquier tropiezo.

Déjame decirte que tus batallas serán mis luchas, tú solo coge una espada, yo seré tu escudo y creéme que sabré salir victoriosa, que no importa la distancia, que un simple suspiro es suficiente para saber que me añoras.

Déjame decirte que una sola noche en vela servirá para que sepas que te sueño despierta y que mis ojos reflejan tu imagen aunque estén cerrados. No es necesario decir dos palabras, porque una mirada de reojo y una pequeña sonrisa bastan. Aún así, déjame decírterlas... Te Quiero. 

lunes, 5 de octubre de 2015

Vivir esperando

Vivimos esperando a que llegue - lo sabéis -. A cada instante miramos la hora del reloj y contamos los minutos que faltan para que llegue el momento preciso que nos lleva a ese hola ansiado, hacia aquel baño de espuma, a su sonrisa, a esas caricias entre sábanas o al beso en la mejilla de buenas noches.

Vivimos esperando la lluvia, poder entrar en casa, acurrucarnos entre cojines y ver películas de terror.  Esperamos el fin de semana, cruzamos los dedos para que todo salga bien, nos evadimos del presente y esperamos un quizás - ¡esta vez sí! - . 

Esperamos que llegue el sol, las cenas entre amigos, las charlas a altas horas de la noche sin pensar en madrugar. Ansiamos poder bañarnos en la playa y pasar calor. 

Vivimos contando los días que faltan para encontrar ese amor verdadero y ese guiño único que nos haga sentir especial. Vivimos esperando a que llegue.

Vivimos esperando a que llegue el segundo exacto, el mismo que dice que aflojes o ¡quién sabe!, que aceleres. El mismo que te aconseja, que te guía en una dirección concreta y te invita a ser feliz aunque sea solo un par de horas. 

Vivimos esperando escapar de la rutina y a que llegue nuestro momento.







jueves, 24 de septiembre de 2015

¡Payaso! me decían

Las luces me enfocaban solo a mí, el corazón parecía no palpitar debido a la prisa que llevaba; los latidos se confundían con sus aplausos.
Mis ojos miraban de forma fija en una dirección concreta y casi lloraba. La emoción traspasaba mis venas, estoy seguro que las del cuello querían explotar debido a los nervios.
Todo había pasado, es más, podía distinguir con exactitud la felicidad en sus rostros. Ellos casi berreaban de la satisfacción.
Me incliné haciendo reverencia a mi público y salí de allí sin nombrar palabra.
Observé el espejo del baño, suspiré aún con el entusiasmo dentro de mí y dos lágrimas se escaparon sin querer, de felicidad.
Quité despacio esa nariz roja que dos horas había llevado en el escenario y la coloqué en mi estantería una vez más. 

- ¡Papá, lo has vuelto a hacer! -

Escuché a mis espaldas; mi hijo reía. Lo abracé sin más, aún con la pintura en mi cara.

- ¡Payaso! - me decían.

- Sí, soy todo un payaso - dije con orgullo.


 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Llovizna

Por mis manos resbaló una gota de agua, pequeña, insignificante. Con rapidez mis labios la rozaron y mi lengua saboreó la nada; ni siquiera sació mi sed. En apenas dos segundos ya se confundía con mi propia saliva. La gota se perdió.

Mis pestañas estaban empapadas, cuando cerraba los párpados parecía que lloraba, el rímel corría por mis mejillas y los ojos me escocían. Mis dedos los rozaron con fuerza, formando dos manchas negras alrededor, un antifaz. 

Un olor extraño - ¿era lluvia? - sí, lo era, ese característico olor... placer. Me acerqué al árbol más cercano, me agaché, arrimé mis manos al suelo del campo y lo atraje hacia mi naríz, - sí, tierra mojada - .

Observé el paisaje, mi mirada se dirigió al infinito y pude distinguir como las nubes iban dando paso a un pequeño rayo de sol.
Me senté en el suelo, mi ropa era blanca pero no me importaba ensuciarme, mi cuerpo respiraba paz. 

Por un instante fui feliz oyendo caer la lluvia, oliendo y sintiendo en mi cuerpo cada gota, probando su inexistente sabor y huyendo de esa, la sociedad.



sábado, 19 de septiembre de 2015

A ella, a su cielo

"Hoy no me apetece escribirte, es inútil relatar palabras sin sentido alguno cuando no recibo respuesta - son 100 cartas ya, 100 días -.
Me pregunto si en algún instante leíste sintiendo lo que yo al escribirlas, si has llorado conmigo cuando has encontrado alguna letra borrosa o si has reído a mi compás cuando una anécdota conté entre rimas - te echo de menos - .
Quiero que sepas que, aunque el tiempo ha pasado, mis manos aún te acarician en las noches, mis besos todavía te los dedico y mis sueños van acompañados de tu sonrisa.
- Río por ello - es como si estuvieras aquí. 
Déjame decirte  que recuerdo tu prepotencia, pero también tu simpatía y tus ganas de abrazarme en toda ocasión. Añoro esas mejillas sonrosadas y esos ojos cerrados por el cansancio. Quiero dormir a tu lado todos los días.
A pesar de todo, hoy no me apetece escribirte... nunca me apetece.
Pósdata: hasta siempre."

Esos renglones fueron los últimos que escribió él. Guardó esa nueva carta en el cajón donde estaban las otras 100 - ya van 101 días sin ti, pensó - . A ella, a su cielo, le dedicó esa carta esperando alguna contestación y añadió en el sobre de la misma...

"Me haces falta, mi ángel "


 

lunes, 14 de septiembre de 2015

Leyenda


Los ojos de ella le perforaron el alma, esa mirada cálida traspasó cada uno de sus sentidos y le embriagó en su profundo mar. Apareció, tras sus pestañas, una luz; un mínimo destello que le hizo dudar, a él. 

- La quiero - afirma, - ¿me quiere? - se pregunta.

Observa con detenimiento cada parpadeo. Su claro iris hace que pueda reflejarse en él y ve una silueta de hombre, la suya propia impregnada en esa belleza de diosa. Solo unos ojos pero tanto misterio albergan y tanto por descubrir en ellos.

- Definitivamente quiero esa mirada - desespera, - ¿Ella deseará mis besos? - se pregunta.

Él, iluso, soñaba con tener esa fuente de seducción en sus brazos. En el instante más preciso, se colocó de la manera correcta. Aunque perdió de vista su penetrante mirada pulsó el botón.

- ¡No te muevas! - pensó. 

Un flash inundó el momento y tras él la foto de la niña de ojos preciosos, verde esmeralda. 

- Tú, piedra preciosa, serás una leyenda - dijo.



miércoles, 9 de septiembre de 2015

Te lo dejo por escrito

Hola, aquí tienes la carta que tanto tiempo atrás un día me pediste en silencio. Ese deseo que guardado en secreto aún conservas. Aquí te muestro sin pensar esas letras que en algún momento no me atreví a pronunciar. Te dejo unas palabras lanzadas a este viento cálido veraniego y te digo fuertemente... -¡Soy feliz!-.

Aquí te ofrezco estos versos que en un instante preciso jamás pensé que diría, sílaba tras sílaba cantándole al sol que ahora me ilumina y aullándole a mi luna, que desde la ventana todas las noches intento observar.

Te lo dejo por escrito, de la forma que mejor sé. Ahora puedo apreciarlo con claridad, esas noches en vela sin dormir, esos llantos acompañados de mis lágrimas, esa preocupación a deshora y en cualquier instante. 

Te muestro a través de palabras, mis manos, que ya tejen sin ayuda; mis ojos, que ya no ven lo que tú y mis pies, que ahora caminan solos. Te abro en párrafos mi libro favorito, el de los recuerdos y solo puedo reír y llorar de alegría al ver cada foto, comprobar cada aventura y corroborar lo rápido que ha pasado el tiempo. Es imposible acordarse de todo, sin embargo, el tic tac del reloj marca cada paso que he dado y avanzado gracias a ti, a los dos.

No es fácil escribirte, escribiros esta carta que tanto tiempo atrás un día me pediste en silencio. He estado repasándola y cambiándola durante muchos años y ahora es el momento exacto para enseñártela. 


Yo, ahora te la dejo por escrito con una sonrisa y te digo, os digo - ¡Soy feliz!-.
 








 

jueves, 27 de agosto de 2015

Hoy me apetece todo

Hoy me apetece todo.

Me apetece llegar a casa y desordenarla, darle un abrazo y dejar la ropa por cada rincón que voy pasando, hasta quedar completamente desnuda frente a él. Me apetece saltar en el sofá y empezar una guerra de cojines, la misma que minutos después acabará en besos.

Quiero entrar a la cocina de forma sigilosa, dejar a un lado la dieta y comer mucho chocolate porque me apetece. Me apetece reír a carcajadas sin razón alguna, bailar deprisa, dar vueltas por todo el salón hasta caer rendida. Salir tarde sin miedo a madrugar, me apetece ser niña de nuevo.

Sentarme en el porche a tomar el aire fresco y poner mis piernas encima de las suyas. Dedicarle alguna sonrisa a la estrella que todas las noches me mira y seguir imaginando que aún puedo volar y jugar en los columpios del parque sin que nadie se extrañe por ello. 

Deseo moderle el labio ahora, buscar su foto en mi cartera y darle un beso, salir a correr sin cansarme mientras él me persigue, soñar despierta. 

Hoy me apetece todo. Decorar con pinceles y pintura cada pared, mancharle la cara y fingir que yo no soy la culpable de tal desastre - ¡Yo no he sido! -. Me apetece cantarle a la vida componiendo mi propia melodía. Recordar tiempos pasados oliendo alguna flor y mirarle entusiasmada mientras corro a enseñársela.

Me apetece llegar a casa y desordenarla, darle un fortísimo abrazo y descansar junto a él, mientras sueño que hoy me apetece todo.
  

martes, 25 de agosto de 2015

¡Difícil!

- ¡Difícil! - sus dientes mordieron con sutileza su labio inferior y por instantes sus piernas parecían quererse salir de su corpulento cuerpo, éstas se movían con nerviosismo. No hacía más que intentar mirar de un lado hacia otro; era de día pero tenía miedo, la claridad no le calmaba, al menos no esa mañana. Cualquier mínimo ruido le hacía ponerse alerta, ese cuello tenso, esa frente sudorosa y esas manos insistiendo en quererse crujir los dedos. 

Por un momento quiso llorar, se encontraba sentado en el escritorio de su habitación, de espaldas a la puerta, no quería levantarse del asiento, solo comenzó a observar de reojo. Sus ojos iban de la almohada de su cama a la esquina inferior derecha del ropero.

Una respiración áspera apareció en el dormitorio, minutos después de que él siguiera anclado a la pantalla de su ordenador. Justo en el oído izquierdo notó un pequeño suspiro de aire caliente y giró bruscamente... - no había nada - . 

- ¡Difícil! - solo la puerta se hallaba abierta de par en par y el pasillo tenía el mismo decorado de siempre. Ya sí estaba llorando, sorbió con su nariz, al mismo tiempo que decidió pasar su dedo índice también por ella, evitando coger un pañuelo. Se llevó las manos a la cabeza, se dio la vuelta y siguió jugando, ajeno a lo que segundos antes había pasado.

- ¡Difícil!, ¿verdad?! - su mano tiritaba en el ratón, le había parecido escuchar una voz. Respiró hondo, casi con dificultad; estaba esperando el momento preciso para cliquear. Tragó un nudo de aire y... pulsó.

- ¡Difícil! - nombró una voz desde la pantalla del ordenador... 

Desde entonces Iván no volvió a ser el mismo. 

sábado, 22 de agosto de 2015

Se abrazaron

Ambos se encontraban sentados en esa mesa donde ella algún día reflexionó sobre su futuro junto a mí - yo, mejor confidente de sus sueños encantados - . Él observaba con detenimiento el paisaje y en un principio parecía hacer oídos sordos a la persona que tenía a su lado.

Dos tímidas lágrimas escaparon de su rostro cuando apenas él mostraba interés en lo que decían sus palabras, - sabía lo que depararían los próximos cinco minutos - ella solo esperaba esa frase que tanto había deseado oír tiempo atrás. "Te he echado de menos"  dijo.

Se abrazaron. En ese instante el reloj de pared anclado tras la barra paró y yo quedé anonadada ante la embriagadora imagen - ella ya no me necesitaba - pensé. 












sábado, 8 de agosto de 2015

Tras el bostezo

Tras aquel bostezo, todo un mar de sueños salió a la luz, llevando consigo unas olas enfurecidas hacia la orilla de aquella playa; hacia la almohada en la que dormía.

Viajaba entonces en dirección al mundo perfecto que su cabeza siempre había creado en los peores momentos. Una perfección que en vida se le escapaba de sus manos.

Soñaba que ese volcán que divisaba, pronto daría su pistoletazo de salida y emergería en lava inundando el valle, olvidando que algún día formó parte de ese mismo paisaje que arrasaba.

En algún momento ella echaría a volar, sí, la mariposa que en mil colores florecía la llevaría en su lomo, incitándola a descubrir su destino.

Sin ir más lejos, ese gigante la cogería en sus brazos y le declararía el amor verdadero que tanto había ansiado siempre. 

Navegaría por el océano de la mano de una sirena de cabellos dorados y llegaría hacia la playa donde comenzó su más preciado sueño, su más bonito presentimiento y sus ganas más locas de echar a correr sin conocer el lugar de llegada.

Despertó con las sábanas humedecidas y con un olor profundo a mar; destapó su cuerpo y encontró ese cuenco con un poco de lava hirviendo, esa mariposa revoloteando a su alrededor, ese póster gigante a los pies de su cama que le ofrecía una flor como muestra de amor eterno y en lugar de piernas una bonita cola de sirena que ésta misma le obsequió antes de marchar.

Los sueños, tras aquel bostezo, pudieron hacerse realidad... o ¿Clara seguía soñando?



lunes, 3 de agosto de 2015

Es así, todos lloramos. Sí, - sé lo que estás pensando -, a veces lo hacemos sin razón. Quizás sea nuestra madurez, que en algunas ocasiones abandona nuestro cuerpo y viaja hacia atrás, hacia aquella época en la que solo sabíamos gatear, en la que balbuceábamos cosas sin sentido.

A menudo nos preguntamos qué significado tienen esas lágrimas, - ¿rabia?, ¿dolor?, ¿tristeza?, ¿alegría? - el ser humano es el animal más proclive a llorar y no saber por qué.

 - ¿Será la melancolía? - , sí o no, tal vez solo ausencia, ¿qué piensas? - ¿lloras por soledad o por agobio?-. No te sabría decir con exactitud, yo también soy humana. 

Lloramos, pero en nuestra cabeza queda el recuerdo de esa frase:

 - ¡Tienes que ser fuerte! - decían. 

Lo repetían tantas veces que esa palabra se convertía en una utopía, algo inalcanzable pero muy presente en nuestro día a día. A pesar de ello, lloramos; creo que lo hacemos porque es una forma de mostrar esa fuerza interior que nos caracteriza - No quién más llora es más débil - . 

A veces lloramos, sí - sé lo que estás pensando -, no solo tú has llorado sin razón.


miércoles, 29 de julio de 2015

A solas observo

A solas observo por la ventana, aquella que algún día cuando marche quizás añore y me traiga recuerdos. El paisaje que por ella se contempla tal vez me acurruque en su descanso cuando mire atrás en un instante preciso.

El balcón, blanca baranda llena de escarcha en invierno, polvo tiene tu imagen ahora y polvo tendrá la mañana en la que me vaya. - Río - jamás olvidaré ese cenicero mugriento de colillas, ni esa pequeña silla, ni siquiera ella con las piernas cruzadas sentada allí.

- Gracias - esboza mi cara, - gracias por todo -. Resulta irónico agradecer a los objetos, a ese gran cristal que me muestra la calle; a esta pequeña mesa que me acompaña y a este sillón en el que me encuentro sentada.

Camino por el largo pasillo y a solas me detengo a observar este dormitorio cada vez más vacío de cosas materiales pero tan cargado de sentimientos. Gran protagonista has sido, actor del principio de mi cuento de hadas que descubren ese amor verdadero.

- En esta ocasión sonrío -  ilusión es la palabra que me caracteriza desde hace meses atrás. 

- Adiós - intento decir en voz alta, sin embargo de mis labios nace un "Hola" bien alto, sonriendo a ésta, mi vida. 





viernes, 24 de julio de 2015

Duerme

Duerme, que mientras lo haces yo quiero dibujar tu rostro con poesía. Simplemente quiero colorear cada línea de tu cuerpo, disfrutar de tu presencia y acariciarte despacio, lento, sintiendo como tu piel responde a mi contacto y tus vellos se erizan.

Duerme, que callada compruebo esa imperfección tan perfecta que te caracteriza, esas pecas que te describen y esos labios que tanto deseo. No despiertes todavía, déjame observar cada detalle del hombre que me hace feliz; quiero soñar a tu lado un para siempre eterno, que una aún más esos lazos que se han ido creando con el tiempo y que juntos hemos construido.

Duerme, que mientras respiras con tranquilidad yo amo tus pestañas; las mismas que miles de guiños me han otorgado. Déjame desvanecerme en tus ojos ahora cerrados por el cansancio y permite que compruebe que tras esos párpados tu mirada me elige a mí, y que tras esa sonrisa estás soñando conmigo.

Duerme, que yo imagino nuestros momentos y recuerdo cada detalle que hemos creado. Quiero con cautela acurrucarme a tu lado y sentir el palpitar de tu corazón tranquilo, pero no callado, diciendo a gritos que me amas.

Duerme, yo solo te observo y escribo tu retrato con estas manos y este corazón que te ama y te pertenece.

lunes, 20 de julio de 2015

El último pétalo

Lo presencié, de la rosa calló su último pétalo, rojo como tus labios pícaros, rojo como el carmín de la diosa de fuego. 

Ese pequeño detalle me hizo retroceder en el tiempo, me hizo recordar el día en el que a mis manos llegó la preciada flor, ésta que tú misma me regalaste. Imagino en el reloj tu sonrisa mostrándome aquel ramo el día de San Valentín.

- Un brindis por las mejores amigas - me dijiste - 

- Y recuerda, estaré aquí cuando el último pétalo se desprenda de su hermoso tallo -  tus labios gruesos acabaron de pronunciar esas palabras antes de marchar un día más.

Cogí la hoja manchada aún de rojo y me pregunté por qué no sequé esa última flor que quedaba y la guardé para siempre. Maldije mis actos por no haberlo hecho en su momento.

La razón era obvia, no lo hice porque ansiosa esperaba tu llegada. No volviste, las flores se deshicieron, poco a poco derramaron su sangre, también roja. Fueron posándose con delicadeza en mi primer libro, abierto de par en par, postrado a su vera y yo con paciencia observaba.

No volviste y por ello lancé al aire este pétalo, pidiendo un gran deseo...

- Un brindis por las mejores amigas - te dije - 

- Y recuerda, yo siempre estaré aquí, a pesar de que el último pétalo caiga - y lloré.







domingo, 19 de julio de 2015

Esa chica ejemplar

Paula era una chica ejemplar, al menos eso creían todos. La invitaban a pasear, a cenar, incluso en ocasiones al cine. Sin embargo en sus ojos oliva se podía divisar la dulce inocencia - de niña, decían - , la misma que le hacía contestar frases muy singulares:

- No puedo, es tarde - Y echaba a correr calle abajo con la cara sonrosada, evitando contacto visual con aquel grupo de amigos que estupefactos la veían marchar.

- Mañana, tal vez - Reía y se alejaba mirando de reojo a aquel apuesto galán que solo pedía una oportunidad entre esos cabellos rizados y ese rostro angelical.

- Debería preguntar a mis padres - Se mordía el labio inferior, lanzaba un tímido beso al aire y escapaba, ante la mirada atónita de ese pequeño niño que solo le había ofrecido una piruleta.

Jamás había pisado una discoteca, nunca la habían observado en las calles a altas horas de la noche, es más, todos pensaban que ni siquiera salía; tampoco se le conocía amigas.

La llamaban ejemplar porque su corazón no había sido visitado por hombre alguno, porque no se dejaba seducir fácilmente. Era esa chica tímida que callaba, que no hacía protesta y que sonreía al pasar...siempre. 

Se preguntaban todos si esa ejemplaridad duraría mucho tiempo, si esa inocencia tan característica se iría en algún momento, haciendo desaparecer también al famoso Peter Pan de su vida.

Al llegar a casa todo se esfumaba, su sonrisa se disipaba y sus ojos claros se volvían oscuros al traspasar el imperioso pasillo. 

Allí, en su cuarto y alejada de los murmullos de la gente Paula era una chica cualquiera. Soñaba como todas ser libre, viajar a aquel cometa que podía divisar desde su ventana. Sus ojos verdes no imaginaban un príncipe azul acostado en su cama -¡No, qué demonios! - pensaban en un apuesto hombre que todas las noches le ofreciera placer y que al despertar la abrazara despacio hasta hacerla estremecer. 

Paula quería ser alguien, deseaba esa vida de ensueño que todas querían, sin embargo, le ganaba esa, su imagen de chica ejemplar. Y es que Paula era una chica ejemplar... ¿lo era?






domingo, 5 de julio de 2015

Recuérdamelo tú

No recuerdo con exactitud, en cambio sé que el tic tac sonaba demasiado fuerte. Aquel gran reloj de madera parecía querer estallar de un momento a otro y tú a mi lado, dormías plácidamente.
El aire fresco entraba por la puerta abierta de par en par, el frío se apoderaba poco a poco de mis arterias, pero tú, a mi lado, seguías dormido y respirabas con tranquilidad.
La habitación contigua al dormitorio estaba apoderada de un sentir extraño, solo incorporarme, dar unos pasos hacia adelante y sabría con certeza qué fantasma se encontraba allí tomando café en el descansillo de esa gran mansión. ¿Encantada?, no lo sé, no consigo recordar.
El miedo era el protagonista en la escena, solo necesitaba una máscara para formar parte de la acción y entre cortinas poder susurrar tu nombre. A ti, que perseverante, dormías a mi vera.
Sentada a tu lado podía comprobar tu calma, incluso puedo decir que quizás me atreví a rozarte, sin embargo, el ruido de ese reloj me provocaba estupor y hacía que mis vellos se erizaran. No sé por qué, nunca había vivido tal sensación hasta ese mismo instante.
Te besé despacio para no molestarte y cuando abriste los ojos yo ya no estaba allí. Sí, me fui con el sonido del reloj, me fui distraída queriendo ser la única protagonista de tu película; me fui entre las llamas que componían tu ira y simplemente sería yo aquel fantasma que tranquila tomaba café en el descansillo de esa gran mansión. ¿Encantada?... Ahora sí.
A pesar de todo no recuerdo con exactitud como ocurrió... ¿entiendes? Recuérdamelo tú.


domingo, 31 de mayo de 2015

Te regalo

Cierra los ojos y solo siente... hoy quiero regalarte algo.

Te regalo aquel tesoro escondido que jamás me he atrevido a sacar de éste, mi baúl de los recuerdos.

Te regalo, sin preámbulos, esta tiza de color rosa, la misma que día tras día dibujaba personas sin rostros, flores gigantes y castillos encantados en la pizarra de la infancia.

Te regalo - río por ello - esta muñeca de trapo que alguna vez tiré al agua sin querer. Verás que está estropeada pero igualmente llena de vida, pues le he dedicado mis mejores cuidados. 

Te dedico mi mejor poema escrito en una hoja arrugada de papel. Este mismo que componía el amor, a pesar de que aún no había experimentado su significado, si no recuerdo mal solo tenía ocho años de edad - es ridículo, lo sé, pero sonreirás cuando lo leas - . 

Te regalo mis lápices de colores - si es que aún tienen tinta para pintar - pero sigue imaginando con ellos un mundo de sueños que yo algún día también construí. Con ellos te entrego - a pesar de dudar - , mis dibujos. Son muchos, cada uno tiene un por qué y cada uno tiene un destinatario. Son tuyos ahora, por favor guárdalos para siempre. 

Te regalo este dedal, dirás que no sé coser - y tienes toda la razón - en cambio, ¿qué más da?, es mío, ha sido compañero en mi juego. Sí, me gustaba creer que era una gran costurera.

Te regalo también un rompecabezas, el mismo que mil veces deshice. Está impregnado de polvo, pero si lo limpias con delicadeza podrás comprobar que en su superficie dibuja la imagen del mítico personaje del jorobado de Notre Dame. 

Te regalo mis cartas de Bambie, también las de Peter Pan... juega con ellas como si fueran tuyas y recuerda que yo fui la más feliz al tenerlas a mi lado, al igual que fui dichosa al tenerte a ti como amiga y compañera de aventuras.

Hoy te regalo nuestras cosas, nuestro tesoro... nuestra vida... todo te lo dedico a ti... niñez.















lunes, 20 de abril de 2015

Te siento en mí

Sueño, estás a mi lado y te abrazo.
Te abrazo mientras sueño que estás a mi lado.
Estás a mi lado, por ello abrazo a mi mejor sueño.

Y entonces despierto, te observo y sonrío.
Sonrío, despierta me hallo mientras te observo.
Te observo y sonrío despierta.

Sin más remedio, te siento, te acaricio y no dudo.
No dudo, te siento y acaricio tu rostro.
Te acaricio, pero no dudo porque te siento mío...
Te siento en mí.

lunes, 30 de marzo de 2015

Uno, dos y...tres. (sinopsis de mi próxima novela)

- Uno, dos y... tres. -

En ese instante abrí los ojos, sentí como aquella voz me daba el inicio de salida y empecé a correr, más rápido y con más fuerza que mucho tiempo atrás, demasiado. Sentía el aire en mi rostro conforme avanzaba y ese frío se convertía pronto en un calor sofocante, aquel que provocaba el desenfreno de mis piernas, los tobillos también me ardían. Podía comprobar el barullo de personas que a ambos lados se encontraban, sin embargo, ni siquiera los miraba, muy en el fondo seguía con mis ojos cerrados. 

- Uno, dos y... tres. -

Ese número, maldito. Yo solo eché a correr cuando mis oídos lo escucharon.



lunes, 2 de febrero de 2015

Solo mío, solo tú

Me encuentro aquí. Espero esa llamada mientras mido la distancia entre la cima de la montaña en la que estoy sentada y tus besos. Besos acolchados como almohada, cálidos de madrugada, solo míos.

Quiero ser para ti la noche eterna y para tus labios, yo aquel mordisco. Bocado prohibido para tus noches de encanto; ese mismo abrazo en nuestro capricho.

Quiero ser para tus manos aquel roce de espuma, aquella agua clara para curar las grietas, deseo ser la suavidad que abraza tus dedos, el mar salado que calma tus heridas y la tristeza.

Quiero ser para tu piel aquel viento de ternura, esa brisa veraniega que roza tu cuerpo; ese suspiro al aire que te desea, que desea tu pecho acabado en verso.

Quiero ser para tus pies yo el camino, ese que te lleva hacia tu destino, ese que te hace avanzar hacia mi vera, el mismo que provoca el quejido. Quejido al aire de tus sentimientos, quejido que te hace pertenecer a mí, solo mío.

Quiero ser para tus ojos la belleza y la elegancia; aquellas que te ofrecen mis sentidos. Quiero ser tu cariño, el mismo que te abraza, aquel que te da cobijo.

Quiero para mi boca tu saliva, para mis mejillas tu caricia, para mi cuerpo tu suspiro y para mi amor tu delirio. Quiero para mis labios ese beso y para  mis manos tú mi abrigo. Tú, solo mío, solo tú.



viernes, 30 de enero de 2015

Ella escribe su destino

Sus manos dedican con delicadeza unas letras al fuerte viento de la calle y tras cortos pasos avanza hacia adelante. Camina en busca de un destino concreto; el suyo mismo aún sin escribir. 
Lleva tras su paso una ventolera de imaginación, un pincel con el que expresa sus sentimientos y una pluma que escribe sobre ellos, dejando a la vista todo un mundo de colores con el que sueña. 
Su destino está entre los baches de esa acera que en ese instante queda tras sus pisadas, en esas mismas grietas que se van mostrando, dibujadas en aquel suspiro que deja en el aire. 
Ese aire alborota su cabello y ofrece sus típicos enredos rizados; irremediablemente todo le hace pertenecer a él. El propio viento es el que le susurra su nombre en el oído, el mismo que le provoca incertidumbre pero que le hace conocer el sentido de vivir. La sonrisa brota en aquella ventisca de invierno, fría. Sin embargo, ella siente calor y juega a descaro junto a la felicidad, esperando ganar la apuesta del para siempre, que la hace tan inmensamente dichosa. 
Despacio se acerca al final del camino, final que la lleva hasta su sonrisa, siempre tan especial, en toda ocasión aventurera, siempre tan entusiasta. Sus carcajadas son ese motivo inesperado que la hace sentir tan bien. Justo en ese instante lo abraza, abraza a ese aire que la lleva hasta la mejor de las compañías, hasta aquel que se ha convertido, sin esperarlo, en su destino. 


domingo, 11 de enero de 2015

Ellos bajo la luna

A orillas de la luna, Marcos divisaba un pequeño tesoro escondido. Divagaba por los siete mares que ante sí se encontraban y deseaba con todas sus fuerzas adentrarse en ellos, esperando buscar eso que en sueños siempre había querido. Tan solo deseaba tener entre sus diminutas manos una pequeña piedra brillante, esa misma que las olas poseían en su superficie, esa misma que iluminaría todos sus días; quería que su corazón apagado brillase una vez más.

A orillas de la luna, Marta tapó sus ojos con manos de porcelana, a aquel que deseaba entre versos alcanzar la misma luna que se dibujaba en el mar. Sin embargo, no reaccionó ante su tacto. Ella solo deseaba poner punto y final a su callado corazón, quería que sonriese en aquella penumbra que ofrecía el mar de madrugada, solo deseaba retroceder un poco el tiempo y que el minutero del reloj marcase esa hora exacta, la misma que le hacía feliz.

A orillas de la luna, Marta y Marcos se miraron, sonrieron y viajaron juntos, viajaron a alta mar, navegaron con un barco de vela a la deriva, le pusieron ojos preciosos a la luna que los observaba desde el cielo y abrazados surcaron sus más profundos sueños...

- Marcos despierta, he tenido un gran sueño. - Dijo Marta entusiasmada.

- Lo sé hermanita, yo también he estado en él. 

Juntos, aunque solo fuera en los más profundos y bonitos sueños de madrugada, él y ella.




Seres mitológicos

Estoy sentada en el suelo, con las piernas cruzadas. En el sofá está mi hermano, dormido. Todo está en silencio; él ha llegado de trabajar ...