lunes, 20 de julio de 2015

El último pétalo

Lo presencié, de la rosa calló su último pétalo, rojo como tus labios pícaros, rojo como el carmín de la diosa de fuego. 

Ese pequeño detalle me hizo retroceder en el tiempo, me hizo recordar el día en el que a mis manos llegó la preciada flor, ésta que tú misma me regalaste. Imagino en el reloj tu sonrisa mostrándome aquel ramo el día de San Valentín.

- Un brindis por las mejores amigas - me dijiste - 

- Y recuerda, estaré aquí cuando el último pétalo se desprenda de su hermoso tallo -  tus labios gruesos acabaron de pronunciar esas palabras antes de marchar un día más.

Cogí la hoja manchada aún de rojo y me pregunté por qué no sequé esa última flor que quedaba y la guardé para siempre. Maldije mis actos por no haberlo hecho en su momento.

La razón era obvia, no lo hice porque ansiosa esperaba tu llegada. No volviste, las flores se deshicieron, poco a poco derramaron su sangre, también roja. Fueron posándose con delicadeza en mi primer libro, abierto de par en par, postrado a su vera y yo con paciencia observaba.

No volviste y por ello lancé al aire este pétalo, pidiendo un gran deseo...

- Un brindis por las mejores amigas - te dije - 

- Y recuerda, yo siempre estaré aquí, a pesar de que el último pétalo caiga - y lloré.







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