domingo, 18 de septiembre de 2016

Esa melena rubia

La caja se abrió y los sueños de Laura quedaron derramados por la habitación, a la vista de todos los juguetes que se encontraban en la estancia. Despegó sus párpados despacio y bostezando comprobó que su corcel de peluche había desaparecido de sus brazos.

Giró su diminuto cuerpo hacia la derecha deshaciéndose de las sábanas. Entre algodones un caballo trotaba, relinchaba contento, coceaba al aire descargando toda su adrenalina y se dirigía nervioso a su cama. La niña acarició su rostro cansado y observó con detenimiento sus profundos ojos grisáceos, preciosos. Si el animal pudiera hablar sabía que le diría que la amaba, desde siempre.

Una mancha negra en forma de corazón decoraba su frente, acercó su dedo y presionando aquel lunar tan peculiar viajaron hacia un lugar encantado. Azúcar, que así se llamaba, corrió como nunca lo había hecho antes, recorriendo paisajes hermosos y caminos pedregosos imposibles hasta conseguirlo. 

Laura se echó exhausta en lomos de su caballo, se acurrucó entre sus crines intentando dormir un rato. Entre las dos orejas puntiagudas se derramaba como cáscada una parte de esa melena rubia, similar a la suya, casi de color blanco. Eran iguales, su alma gemela tenía vida gracias a ella, sonreía.

 - Es hora de volver a casa -

La caja de sus sueños estaba cerrada, su peluche dormía a su lado y la mancha de corazón que dibujaba su frente siempre la llevaría hacia un lugar inigualable, dispuesta a vivir su magia.

 Resultado de imagen de pata de caballo con una niña

jueves, 8 de septiembre de 2016

Ellas

Las hojas vuelven a caer, mira la pantalla de su móvil con distracción, ni siquiera sabe lo que sus dedos teclean, esa vez no porque sus mensajes no son para la persona correcta.

- ¡Qué tonta he sido! - murmura en un susurro que empaña la ventana, hace frío. 

En el exterior no hay nadie, solo un columpio balanceado por el aire y una bufanda olvidada en el banco. Las personas están en casa viendo la televisión, perdiéndose la vida y ella los imita. 
Su madre le ha prohibido visitar a Carla y con ello ha querido negarle el sentimiento más fuerte de la vida, el amor.

No sabe si lo que siente es decepción, rabia o tristeza, todas parecen estar unidas y todas señalan un camino equivocado, desea ir en la otra dirección, sublevarse y buscar la felicidad. Confía plenamente en sus armas, aunque ha fallado.

Alza la vista para contemplar su habitación, no está empapelada con póster de famosos con torsos desnudos, solo carteles de grupos de música con los que se identifica. Teme ser diferente, no puede escapar de algo evidente pero tampoco librarse de la sociedad y su madre forma parte de ella y además una parte demasiado fuerte y cercana. Los prejuicios abundan en el alma y flotan al exterior antes de lo esperado. 

- ¡No la conoces! - alzó la voz.

Sus manos desean acariciarla, sus ojos observarla y su boca hablarle. Su madre está detrás de la puerta oyendo una nada impasible que se esparce por toda la casa desde que confió su mayor secreto.

Reza para que la persona a la que más quiere acepte su condición, lo hace con lágrimas en los ojos y a través de un simple mensaje de WhatsApp. 
 
 
Resultado de imagen de ella en la ventana de su habitacion


 

Seres mitológicos

Estoy sentada en el suelo, con las piernas cruzadas. En el sofá está mi hermano, dormido. Todo está en silencio; él ha llegado de trabajar ...