Magia, la señora había enseñado sus cartas y a pesar de parecer imposible, consiguió transformarlas en cristal. Una bonita medalla que alguna persona del público descubriría que era real. Nada de trucos, solo un objeto y sus dos manos.
Parecía evadida pero su mirada guiaba a las cabezas espectadoras por cada recoveco del local.
- ¿Quién lo quiere?
Era un trébol de cuatro hojas, cuyo destino era incierto y su suerte tentada. Todos se miraban unos a otros, sin saber qué decir.
Mientras, la maga sostenía en uno de sus dedos el pequeño y brillante colgante, de perlas plateadas y verdes. Iluminaban la estancia.
- ¿Quién lo quiere? - volvió a insistir
El trébol, ante la mirada atónita de los asistentes, empezaba a descomponerse. Se bajó del escenario, cobijó la cadena entre sus dedos, frotó con fuerza y cuando abrió sus manos una paloma negra echó a volar.
La paloma se posó encima de la lámpara, sobre las cabezas de todos los allí presentes. Produjo un sonido desafiante que heló la sangre.
- ¿Quién lo quiere? - dijo por última vez
No hubo respuesta. Enfocó su mirada al animal por encima de sus gafas y entre murmullos invocó un hechizo. Sus plumas empezaban a desprenderse y se transformaban en pequeños trozos de cartón; el as de trébol cayó a los pies de cada invitado. Cuando levantaron sus cabezas la protagonista ya había desaparecido.