Se han cogido de la mano, han mostrado una mirada confidencial que solo ellas conocen y con una media sonrisa y colores en sus mejillas han adivinado lo que piensan.
- ¿Es eso posible?
- Calla, solo estoy recordando.
Empiezan a caminar, a lo lejos su ilusión va creciendo y ese primer pensamiento lo hace con ellas también. Aunque muy presente, va cambiando con el tiempo.
- Pero, ¿qué piensan?
- Déjame. Eres más insorportable de lo que recordaba.
- Pero, ¿qué haces?
- ¡Qué pesada!
En este instante juegan, tocan las palmas con canciones pasadas y saltan a la comba; hacen el intento de no caerse.
- Creo que es mejor que jueguen a la chucla. Es más divertido.
- Déjame tranquila.
- Si eres tú la que me has llamado. ¿Dónde están las cámaras y el escenario?
Ríen, al compás de una guitarra las dos taconean y sueñan haciéndolo. En sus manos una pequeña estatuilla de óscar hecha de papel y cartón, una sonrisa en sus labios.
- No hay escenario, el telón bajó hace tiempo.
- Pero...si era nuestro sueño.
- Quiero que te vayas ya.
Se marchó. En la habitación solo estaba Carla, no había miradas confidenciales ni juegos infantiles. No existían los micrófonos, los aplausos y el vestuario.
La niña del ayer fue a visitarla; la conciencia no dejaba a Carla dormir; su yo pasado la consolaba todas las noches.
Ríen, al compás de una guitarra las dos taconean y sueñan haciéndolo. En sus manos una pequeña estatuilla de óscar hecha de papel y cartón, una sonrisa en sus labios.
- No hay escenario, el telón bajó hace tiempo.
- Pero...si era nuestro sueño.
- Quiero que te vayas ya.
Se marchó. En la habitación solo estaba Carla, no había miradas confidenciales ni juegos infantiles. No existían los micrófonos, los aplausos y el vestuario.
La niña del ayer fue a visitarla; la conciencia no dejaba a Carla dormir; su yo pasado la consolaba todas las noches.