RELATO COMPLETO MUÑECA DE PAPEL

Pues, como muchos ya sabréis, el relato muñeca de papel llegó a su fin... 

Por ello, para aquellos que no habéis podido leerlo completo o que os habéis perdido algún capítulo, os doy la oportunidad de que podáis empaparos al completo de mi imaginación y sentir, a través del relato completo "Muñeca de Papel" 

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Muchos os quedaréis con ganas de saber que más le ocurrirá a esa familia, y sobre todo a los hijos de Emilia, que, definitivamente, se quedan sin padre... por ello el final lo dejó con un "Continuará" en lugar de con un "The end"; sin embargo eso ya es otra historia....

MUÑECA DE PAPEL. Último capítulo.

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Nueve

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo 8

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Siete

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Seis

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Cinco

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Cuatro

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Tres.

http://issuu.com/virginiaespinosa0/docs/mu__eca_de_papel._cap__tulo_tres.do

MUÑECA DE PAPEL. Capítulo dos.

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MUÑECA DE PAPEL. Capítulo Uno.

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INFORMACIÓN

Ésta puede decirse que es una entrada de información; pues en este preciso instante, el blog "Lugar Inigualable" va a dar paso a introducirse en una historia de varios capítulos que va a quedarse aquí impregnada y que espero que os guste. 
Algunos se preguntarán la causa del cambio que le quiero dar a esta página y simplemente es para mostrar que tengo en el tintero mil y una historia por contar y que la imaginación es quién hace de las suyas para que ello se lleve a cabo.
Si me preguntáis cuánto tiempo voy a tardar en contar la historia al completo, quizás no sepa dar una fecha exacta... sólo sé que quiero terminarla dejando a todos los que la lean un buen sabor de boca. Simplemente estén atentos, pues los capítulos fluyen a la misma vez que lo hacen las ideas, y éstas, por ventura, siempre están ahí. 
Sin darle más rodeo, comienzo con la historia...

El mensaje

Dormía con respiración pausada... seguro estaba soñando con algo bonito, pues sonreía mostrando sus dientes y ruborizando su color en las mejillas.
En cambio, un ruido la despertó con rapidez, tapando su felicidad y llevándola de manera inexplicable al miedo.
Se levantó despacio, haciendo el mínimo sonido para que nadie supiese que había despertado; pues sin esperarlo se encontraba en un lugar el cual no conocía, tal vez la magia existiese.
Se dirigió con cautela hacia donde provenía el estruendo y halló una enorme e imponente puerta de acero.
En el pomo de dicha puerta se encontraba mencionada una frase que la dejó impactada, que hizo que su corazón volcase en un preciso instante y que, quisiera o no, la introdujo en el mundo de la fantasía.

"Aquí vive tu memoria... ¿Deseas entrar?"

Esas letras le llegaron tan hondo que, ni por asomo se preguntó si era conveniente abrir el cajón que tiempo atrás dejó encerrado, sin embargo, la curiosidad y el deseo por recordar la hizo avanzar y como si de una pluma se tratase abrió la fortaleza ante la cual se encontraba.
En el primer paso halló una foto, en el siguiente un deseo, miles de canciones y al final un beso en soledad... Aquel beso que tanto le importó pero que ya tenía olvidado, guardado fuertemente bajo llave...
Se hincó de rodillas en el suelo llorando y comprendió el porqué escondió ese recuerdo y la causa de que la memoria lo borrase dejándolo bajo llave en una gran puerta con un mensaje el cual jamás debería haber leído.

Secreto

Entre sus brazos llevaba escondido un secreto; cobijaba a descaro su distinguido misterio, sin dejar por asomo una visible luz que hiciese comprender qué guardaba con tanto empeño.
Las personas con las que se encontraba hablaban sin parar y deseaban con ansias comunicarse y compartir experiencias con ella; sin embargo, sólo se reía por compromiso, no por el sentir de la felicidad.
De vez en cuando mostraba alguna palabra o letras, pero siempre en el instante preciso que sus ojos le permitían; pues hacía mención cuando se trataba de algún tema que nada tenía que ver con ella, no explicaba su historia.
Por mucho que los de su alrededor quisieran que se expresase, ella seguía abrazando con fuerza lo que se hallaba en sus manos, sin dejarlo ver...¿qué escondería detrás de su sonrisa de niña?
Pasaba la noche y su cara sonrosada seguía sin respuesta... los invitados a la reunión comenzaban a preguntarse de forma más seria el porqué no enseñaba aquello que tenía guardado...
Lo que ellos no sabían es que llevaba entre su sentir y entre su cobijo un corazón lleno de heridas, plegado de tristeza y herido de amor... un corazón que no se atrevía a salir a la luz por miedo a que una vez más, entre risas, lo volviesen a lastimar.

MUCHAS GRACIAS

Este pequeño apartado en mi blog lo quiero dedicar a dar las Gracias.
Gracias a aquellas personas que confían en mí día tras día, a aquellos que gastan una mínima parte de su tiempo en leer mis entradas, a todos los que me dejáis comentarios y a los que me apoyáis con vuestras palabras de ánimo.
Sobre todo, hoy más que nunca, darle las gracias al escritor Alberto Blanco Rubio por brindarme unas de las palabras más bonitas que nadie me ha dicho, haciendo que verdaderamente me emocione... https://www.facebook.com/photo.php?v=10151911081751419
Cada vez me siento más feliz de hacer lo que hago, de escribir lo que siento, y de saber que mis letras llegan a las personas. En estos momentos estoy tan emocionada que no me salen las palabras... simplemente muchísimas gracias una vez más... yo simplemente seguiré escribiendo, pues es lo que realmente me llena.
Y por último, gracias por el premio, es algo que no esperaba y que me hace avanzar un paso más en este mundo de la escritura que tanta falta me hace para vivir mi día a día.

https://www.facebook.com/alberto.b.rubio/posts/10151911050016419

Antes del amanecer

Sus piernas son las que hoy, de nuevo, marcan el ritmo de la música que desprende el piar de los pájaros, sin embargo, muestran de forma irremediable una sinfonía distinta a la de otros días.
De igual manera, sus párpados se hallan agachados, dejando a la vista un semblante serio y lleno de tristeza. 
Sus labios, esos que en toda ocasión marcan una sonrisa, se hallan en este instante grabados en una fina línea, que en todo momento parece irradiar tensión. 
A pesar de ello, las personas que a su lado caminan, ni siquiera se percatan de su presencia, es como si nunca hubiera estado allí.
Parece que hoy no es un día del todo especial, en cambio, hace ya un año que ocurrió... y con claveles blancos como las nubes que habitaban el cielo en ese mismo minuto, se envolvió en la agonía... pues en fantasma se convirtió y como espíritu vagaba entre sombras, al igual que cuando estaba viva hacía y siempre antes del amanecer.

No llores

- ¿Se puede saber por qué no buscas trabajo?

Mencionó entre sollozos la joven, dirigiéndose estrepitosamente y con angustia a la persona que más amaba. 
Justo cuando cuestionó dicha pregunta, desvió su mirada hacia la mesa del salón, y tal y como esperaba, los dos niños la observaban estupefactos ante su reacción.
El más pequeño lloraba ante el evidente comportamiento; había vivido en el vientre de su madre cuando ésta contaba con sólo dieciséis años de edad y desde entonces jamás se había separado de ella. El chico de edad más avanzada tenía sus ojos azules muy abiertos, pues aquella muchacha que gritaba, se dirigía a su hermano de manera grosera, sin entender la razón, sólo tenía seis años.

- No llores mi vida.

Dijo, mientras adelantaba dos pasos para abrazarse con su pequeño; éste, irremediablemente, al sentir el cobijo de su madre, dejó de llorar, sin embargo, ahora era ella quién derramaba lágrimas sin ton ni son. 
A pesar de la frase que le cuestionó en un principio, el joven no dijo palabra alguna, seguía con su tez seria y sin mostrar afecto por la persona que ahora mismo lloraba ante su presencia. Sin pensarlo, cogió a su hermano en sus brazos y pegó un portazo al que ya la tenía acostumbrada, pues se había convertido propio en él hacerlo sin más.

- ¿Por qué lloras mamá?

Pudo decir entre balbuceos el pequeño. 
Ella simplemente lo abrazó aún más fuerte, mientras dirigía una de sus temblorosas manos a su vientre y siguió fundiéndose en llanto al mismo tiempo que acariciaba con cariño la zona que segundos antes sus manos todavía de niña había tocado.

Sin respuesta

Sigo mirando el reloj, sigo calculando el tiempo, y lo más importante... sigo sin respuesta.

Camino, es la primera vez en mi vida que lo hago teniendo en cuenta el reloj y el tiempo, esperando alguna contestación que, sin saber el porqué, aún no llega, a pesar de que mi mente crea mensajes que se producen inciertos en saber.

Tengo la mirada en un punto fijo mientras avanzo, pues el miedo a tropezar lo perdí en el mismo instante que me crucé, sin esperarlo, con mi destino... ilusa de mí no haber creído en él antes. Ahora corroboro que existe.

Sólo recuerdo una flecha encharcada en sangre, la cual hallé en el momento más preciso, con un sinfín de gotas rojas que, sin entenderlo del todo, marcaban un pequeño sendero que mi corazón dijo seguir. En cambio, antes de realizar la acción, rompí la flecha sin razón; supuse que tal vez la hermosa Afrodita se enfadaría con mi persona; pues ese objeto que partí justamente por la mitad parecía pertenecer a Cupido, su hijo.... sin embargo, proseguí.

Los baches me obligaban a caer una y otra vez, sin embargo, el sol no se escondía; creo que Apolo, dios de la estrella de día, hacía de las suyas.

El sudor brotaba por mis poros debido a la fortísima luz y por un momento, quise huir. Aunque no se me caracterizaba por mi inteligencia, en esa ocasión, Atenea me ayudó a encontrar el camino y a ser astuta en la tempestad, pues si el día siempre era presente en aquel paraíso, no debía albergar cosa buena.

Logré llegar a un sitio lo suficientemente oscuro para que mis ojos no quedasen cegados por la luz solar; pero un olor a podrido llegaba a mi nariz mucho más rápido de poder apreciar el fuego hallado al fondo, que provocaba aún más calor en mí. No quiero asustar a nadie, pero creo que vi asomar al diablo en persona entre sombras... Hades, pensé.

No tenía idea de la causa de haberme adentrado en esa historia desde que encontré la dichosa flecha y estaba llena de temor... ¡Por favor Hermes mándame alguna señal! Atiné a decir agobiada; en ese mismo minuto no sabía a quién pedir ayuda.

Creo que atendió a mi llamada, pues pronto pude escuchar un sonido que me era peculiar, me dí la vuelta y ahí estaba... el mar; Poseidón me había llevado a su vera para darme paz.... ya la había encontrado.

En todo el camino, Cupido no había sido capaz de encontrar mi tranquilidad a través del amor; tampoco el hijo de Zeus irradiaba confianza con su centelleante fuerza.
Atenea no supo guiarme en el camino y Hades, obvio no era del todo fiable en el inframundo.

Sin embargo, sin buscar, lo encontré... y mis piernas, que introducidas en el gran océano estaban, se llenaron de escamas, llevándome a la paz más profunda en el agua salada.

A pesar de la inimaginable historia que jamás pensé que tendría, aquí estoy, no sé cómo he llegado aquí, ni hacia qué lugar voy caminando, sólo sé que quiero llegar, pero...  sigo mirando el reloj, sigo calculando el tiempo, y lo más importante...sigo sin respuesta.

¿Quién ha dicho?

- Pero... si eres un ángel...

Me sonrojé al escucharte por primera vez; pues esas palabras sólo fueron únicas en ti. Jamás alguien había mencionado tales letras al verme. 
Al mismo tiempo que tú decías a descaro esa frase, no pude evitar mirarte de arriba hacia abajo para observar con cautela de qué rostro y cuerpo estaba compuesto aquella persona que regalaba despacio y con picardía una melodía a mis oídos.
Era obvio que te caracterizaba tu pelo rubio y  alborotado, además de unos grandes hoyuelos que salían de tu linda tez blanquecina; en ese instante, tu imagen quedó impregnada mucho más hondo de lo que la simple vista puede alcanzar, introduciéndose, hasta límites inalcanzables dentro de mis sentidos y sin esperarlo, las mariposas empezaron a brotar.
Me percaté en la manera en la que me sonreías, y cómo tus ojos centelleantes iluminaba cada uno de mis gestos, pues el agua cristalina que salpicaban tu retina se fundía en ilusión con mis pestañas largas y ojos azafrán. 
En un pequeño momento también te devolví la sonrisa, pues tus manos, que sostenían un gran arco y flecha por lanzar, mostraban la impaciencia y sudor frío típico del nerviosismo, y supe que tú, al igual que yo, te encontrabas inquieto al conocerme.

- ¿Estás seguro de que he sido yo quién ha descendido de los cielos?

Aún recuerdo el guiño de ojos que te demostré de manera demasiado atrevida, te dí dos besos en tus mejillas, ahora sonrojadas; y marché.
Por ello no hay que buscar final en la historia; simplemente hay ángeles que vuelan en compañía hasta el final de los tiempos, agarrados de la mano; pues se trata de un cuento con un amor sin fin...
¿Quién ha dicho que Cupido no podía enamorarse?