lunes, 10 de noviembre de 2014

Sonríen

Entre sombras camina despacio. Sus fríos pies rozan el templado suelo de la calle de verano, bañada del terral malagueño. A oscuras posa sus dedos descalzos en la arena de la playa, con sus deportivas en la mano recorre la costa.

Mantiene sus pisadas con tiento, simplemente no desea ahuyentar a esas gaviotas que se encuentran posadas en la orilla del mar... descansando. Solo desea seguir vagando hacia el horizonte en busca de nada, en busca de esos sueños que se evadieron y que ya no forman parte de su realidad... desea tenerlos de nuevo consigo. 

Recuerda con lágrimas en los ojos sus últimas palabras hacia ella y también recuerda su cara, por eso llora, sin más. Se imagina aún junto a ella, junto a su sonrisa, sin embargo no aprecia que ya no está ahí, junto a él... su mirada ya se encuentra lejos, demasiado.

Ella al verlo llorar, observa su figura por esa orilla. Con esa luz tan fuerte que la caracteriza se dedica a introducir su pensamiento en las profundas cavidades del dolor; justo en ese mismo instante sus miradas se cruzan de nuevo y ambos... sonríen. 




lunes, 3 de noviembre de 2014

En su habitación

En esa habitación ocurre una pena, la pena de la melancolía, la pena que provoca esa.. su soledad. Esa soledad amiga y compañera, guardiana de sus secretos, confidente de sus temores y mejor diario del tiempo. 

En esa habitación le aguarda un temor, el temor de la nostalgia, el mismo temor que le provoca el desconcierto; desconcierto que le espera tras ese cristal por el que se ve reflejada... ese cristal que da paso a la calle encharcada del agua de lluvia, esa misma calle en la que horas antes tan solo se encontraba escarcha rociada por los coches y el bordillo de las aceras.

En esa habitación le espera ese te quiero, escuchado tras un susurro en su almohada, escuchado tras un pequeño silbido pasajero, un simple canto de jilguero que en la mañana se halla posado en el borde del balcón. 

En esa, su habitación callada, ella se encuentra cobijada entre las sábanas, esas mismas sábanas que huelen a él, a sus suspiros y a sus abrazos. En esa, su habitación sin nombre, ella está arropada, abrazando esos peluches que son tan suyos pero que se hallan tan lejos y que no le proporcionan el calor necesario. 

En esa, su habitación fría y escondida de las tinieblas, se encuentra ella escribiéndole una carta, esperando su contestación... esperando su contestación aunque ni siquiera a él se la ha enviado.






Seres mitológicos

Estoy sentada en el suelo, con las piernas cruzadas. En el sofá está mi hermano, dormido. Todo está en silencio; él ha llegado de trabajar ...