domingo, 18 de septiembre de 2016

Esa melena rubia

La caja se abrió y los sueños de Laura quedaron derramados por la habitación, a la vista de todos los juguetes que se encontraban en la estancia. Despegó sus párpados despacio y bostezando comprobó que su corcel de peluche había desaparecido de sus brazos.

Giró su diminuto cuerpo hacia la derecha deshaciéndose de las sábanas. Entre algodones un caballo trotaba, relinchaba contento, coceaba al aire descargando toda su adrenalina y se dirigía nervioso a su cama. La niña acarició su rostro cansado y observó con detenimiento sus profundos ojos grisáceos, preciosos. Si el animal pudiera hablar sabía que le diría que la amaba, desde siempre.

Una mancha negra en forma de corazón decoraba su frente, acercó su dedo y presionando aquel lunar tan peculiar viajaron hacia un lugar encantado. Azúcar, que así se llamaba, corrió como nunca lo había hecho antes, recorriendo paisajes hermosos y caminos pedregosos imposibles hasta conseguirlo. 

Laura se echó exhausta en lomos de su caballo, se acurrucó entre sus crines intentando dormir un rato. Entre las dos orejas puntiagudas se derramaba como cáscada una parte de esa melena rubia, similar a la suya, casi de color blanco. Eran iguales, su alma gemela tenía vida gracias a ella, sonreía.

 - Es hora de volver a casa -

La caja de sus sueños estaba cerrada, su peluche dormía a su lado y la mancha de corazón que dibujaba su frente siempre la llevaría hacia un lugar inigualable, dispuesta a vivir su magia.

 Resultado de imagen de pata de caballo con una niña

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