"Hoy no me apetece escribirte, es inútil relatar palabras sin sentido alguno cuando no recibo respuesta - son 100 cartas ya, 100 días -.
Me pregunto si en algún instante leíste sintiendo lo que yo al escribirlas, si has llorado conmigo cuando has encontrado alguna letra borrosa o si has reído a mi compás cuando una anécdota conté entre rimas - te echo de menos - .
Quiero que sepas que, aunque el tiempo ha pasado, mis manos aún te acarician en las noches, mis besos todavía te los dedico y mis sueños van acompañados de tu sonrisa.
- Río por ello - es como si estuvieras aquí.
Déjame decirte que recuerdo tu prepotencia, pero también tu simpatía y tus ganas de abrazarme en toda ocasión. Añoro esas mejillas sonrosadas y esos ojos cerrados por el cansancio. Quiero dormir a tu lado todos los días.
A pesar de todo, hoy no me apetece escribirte... nunca me apetece.
Pósdata: hasta siempre."
Esos renglones fueron los últimos que escribió él. Guardó esa nueva carta en el cajón donde estaban las otras 100 - ya van 101 días sin ti, pensó - . A ella, a su cielo, le dedicó esa carta esperando alguna contestación y añadió en el sobre de la misma...
"Me haces falta, mi ángel "
No hay comentarios:
Publicar un comentario