domingo, 11 de enero de 2015

Ellos bajo la luna

A orillas de la luna, Marcos divisaba un pequeño tesoro escondido. Divagaba por los siete mares que ante sí se encontraban y deseaba con todas sus fuerzas adentrarse en ellos, esperando buscar eso que en sueños siempre había querido. Tan solo deseaba tener entre sus diminutas manos una pequeña piedra brillante, esa misma que las olas poseían en su superficie, esa misma que iluminaría todos sus días; quería que su corazón apagado brillase una vez más.

A orillas de la luna, Marta tapó sus ojos con manos de porcelana, a aquel que deseaba entre versos alcanzar la misma luna que se dibujaba en el mar. Sin embargo, no reaccionó ante su tacto. Ella solo deseaba poner punto y final a su callado corazón, quería que sonriese en aquella penumbra que ofrecía el mar de madrugada, solo deseaba retroceder un poco el tiempo y que el minutero del reloj marcase esa hora exacta, la misma que le hacía feliz.

A orillas de la luna, Marta y Marcos se miraron, sonrieron y viajaron juntos, viajaron a alta mar, navegaron con un barco de vela a la deriva, le pusieron ojos preciosos a la luna que los observaba desde el cielo y abrazados surcaron sus más profundos sueños...

- Marcos despierta, he tenido un gran sueño. - Dijo Marta entusiasmada.

- Lo sé hermanita, yo también he estado en él. 

Juntos, aunque solo fuera en los más profundos y bonitos sueños de madrugada, él y ella.




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