martes, 7 de agosto de 2012

Será porque te amo

Preparo cada uno de los detalles impaciente, a pesar de que falten horas para que aparezca por la puerta sonriente, regalándome sus rasgos característicos cuando alguna gracia hace y sus buenas noches.
Lo diviso todo, absolutamente cada mota de polvo que se halla por las habitaciones, miro atentamente la terraza y observo si hace buen tiempo para cenar allá afuera. Y así es, el típico fresquito con aroma veraniego asoma por el balcón.
Observo por encima mi dormitorio y miro alrededor por si existe algún desorden visible que pueda impresionarle, o incluso me percato de si alguna nota escrita por mí que habla de él se halla escapada de su escondite, para que no pueda divisarla, ya que me daría vergüenza que sepa que pienso todos los días y a todas horas en él.
Una vez ya segura de que todo se encuentra en el lugar correspondiente voy decidida a prepararme una ducha de agua fría que resbale por mi cuerpo quitando el sudor provocado por las tantas horas ajetreada dando vueltas arriba y abajo para que todo salga perfecto, sin ningún error, sin un pequeño fallo. 
Ya he salido del baño con mi peculiar olor a ambiente primaveral debido al perfume que él mismo me regaló porque sin ninguna duda deseo con todas mis fuerzas que éste se quede impregnado en su ropa, en su piel, de tal forma que siempre me tenga presente.
Voy sin pensarlo rápida por el pasillo, tanto que otra vez empiezo a sofocarme por el calor y me dirijo al pequeño ropero que está en la esquina de mi habitación, lo abro con cuidado, con delicadeza ya que está un poco viejo debido al paso de los años, y allí se encuentra, mi nuevo vestido impresionante, deslumbrante, y que sin duda alguna levanta envidias y pasiones, un vestido elegido para la ocasión. 
Pero sin saber el por qué mi vista me juega una mala pasada y se dirige a un pantalón azul oscuro largo y a una camiseta como muchas otras que tengo mal dobladas allí, ya que mi intuición decía que debía ponerme esa ropa.
Cogí mi bolsita donde se encontraban todas mis pinturas y me miré al espejo.
Estaba a punto de llenar mi cara de esa sustancia que tantos milagros hacía y que borraba todas las imperfecciones que mi rostro tenía, tanto alguna marca de acné como alguna cicatriz producida debido a lo rebelde que había sido de pequeña, y que poco me gustaba.
Cuando estaba dispuesta a que la esponjita llena de maquillaje con una tonalidad un poco más oscura a la de mi piel rozara mi mejilla, eché la vista hacia adelante y me dije a mi misma que esa noche no debía maquillarme, quería estar natural frente a él, aunque más fea me hallase.
Parecía increíble que después de tantos días esperando ese momento no quisiera ir de la mejor forma posible.
Concluida toda la tarea miré el reloj y me fijé que aún faltaba un par de horas para que llegase, y debido al cansancio me quedé dormida, ni si quiera me di cuenta que mi compañera entró haciendo un ruido tremendo con sus tacones como siempre hacía.
Sonó el timbre pero yo seguía dormida, soñando con él, como de costumbre, y mi amiga que a punto estaba de marcharse abrió la puerta y dijo con tiento que me encontraba cansada y que estaba echada en el sofá.
Se acercó a mí despacio, giré la cara, abrí los ojos y lo ví, observé sus preciosos ojos azules que me miraban con dulzura como siempre hacía desde que me conoció,  y me ofreció esas palabras que estaba deseando escuchar todo el día, pero que jamás pensé que las diría en ese momento: "estás preciosa".
Un te quiero salieron de mis labios algo pastosos debido al tiempo dormida, y le pregunté un poco despistada el por qué me dirigía esa frase si estaba echa un auténtico desastre.
Entonces él respondió con fuerza y ganas... será porque te amo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seres mitológicos

Estoy sentada en el suelo, con las piernas cruzadas. En el sofá está mi hermano, dormido. Todo está en silencio; él ha llegado de trabajar ...