domingo, 12 de agosto de 2012

Lo añoro tanto

Abría los ojos porque mi madre se acercaba a despertarme con mucho cuidado, diciéndome un buenos días despacito y dándome un gran beso que hacía que se me quitase todo el sueño de encima.
Poco después me levantaba con muchas ganas porque un nuevo día de cole empezaba, otra vez vería a mis compañeros de clase y podría jugar al escondite, al pillar o a miles de cosas más que se nos iban ocurriendo mientras transcurría el día, seis horas que se hacían muy cortas.
Una vez que desayunaba mi vaso de leche con prisa me colocaba mi babero de rayas rojas y blancas que tan impecable siempre estaba y me dirigía a la clase con una sonrisa de oreja a oreja en mi cara.
Cuando láminas nos repartían para dibujar, nuestra preocupación era el no salirse de las líneas, además de algún que otro disgusto porque jugando al escondite decían "por mí, y por todos mis compañeros", cuestión que tanto nos irritaba porque acabábamos perdiendo siempre.
No había nada de que preocuparse sólo de jugar y jugar como locos y de que no te eligiesen el último en algún deporte de equipo, y sobre todo una preocupación fundamental era pasarlo bien cada día y a todas horas, te encontrases donde estuvieses.
No había regaños, no se hallaban disputas, no había celos ni envidias...sólo inocencia de niños que les esperaba una vida por delante y mucho por descubrir.... lo añoro tanto.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seres mitológicos

Estoy sentada en el suelo, con las piernas cruzadas. En el sofá está mi hermano, dormido. Todo está en silencio; él ha llegado de trabajar ...