lunes, 22 de octubre de 2012

Hadas


Avanzaba decidida con esos tacones de esparto por una gran avenida, calle abajo, divisando todos los comercios que se iba encontrando a su paso.
Algo en ella era especial, tras esos pies hermosos, le seguían unas largas y finas piernas, que hasta dificultad encontraba al andar, puesto que cada vez le temblaban más al caminar por las piedras que había en el camino.
Un poco más arriba de las rodillas empezaba una falda con un estilo extraño al de los demás, pues ella no iba a la moda, era de color morado y llegaba hasta debajo de los pechos, también igual de pequeños que las piernas, cubiertos por un corpiño de hadas.
Sus brazos eran alargados, tanto que casi rozaban el suelo, pero los llevaba cruzados, sosteniendo un gran bolso lleno de magia.
¿Su cara?, estaba siendo alumbrada por el deslumbrante sol que protegía la ciudad, tenía los ojos enormes y eran de un color violáceo, se podía observar unos enormes coloretes de color rosado en sus mofletes y unos dientes rectilíneos.
Escuchó de lejos el sonido de los pájaros, pues en ese momento paseaba por un lugar lleno de césped y por su pelo rubio que a su trasero llegaba asomó su oreja, picuda, moviéndose nerviosa  queriendo saber donde se encontraba el ruido.
Y por último, en su espalda se podía ver como resaltaban todos y cada uno de sus huesos y justo en medio, dos finas líneas de un color verdoso que, rápido, una vez que estaba sola, se pudo comprobar lo que era...su alas que le permitían volar lejos...porque las hadas no sólo existen en los cuentos.






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