El tiempo pasa y las suelas de mis zapatos se van desgatando en el camino ya, hasta ahora recorrido desde que mis pies se posaron en este mundo.
Los dedos arden debido a la larga caminata, han vivido lluvias, sequías, granizadas y despedidas. Además de ilusiones, inundaciones y paradas.
Pero en el sendero necesito hacer un descanso, porque hay momentos en los que me encuentro hundida, en un lugar parecido a un pozo sin fondo, a un sitio oscuro muy semejante a la soledad.
En ese descanso, en esa desilusión tengo los ojos cerrados, y aún más oscuro se hace el lugar, debido que ni los luceros propios alumbran el sitio...y de pronto, un respingo, algo me toca el hombro, y abro los ojos, ambos llorisquean por el cansancio, pero cerca está esa mano amiga que hace que todo cambie...que te ayude a continuar, que te de un trago de agua y te de esos ánimos que tanto necesitabas y así proseguir en el sendero de la vida y seguir desgastando esos zapatos.
miércoles, 3 de octubre de 2012
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