martes, 2 de julio de 2013

Sueños rotos

Mis ojos se abrieron inesperados después del sueño; y a tientas pude encontrar la luz de mi habitación. Con prisa, mire hacia mi izquierda, pero observé que me hallaba sola y sin apenas esperarlo un gran suspiro brotó de mi interior, dando lugar a la duda y al sueño que parecía haberse hecho realidad en apenas segundos.
Mi corazón latía cada vez con más fuerzas y mi cabeza intentaba recordar todo lo que mi imaginación había producido, haciendo la vida perfecta que tanto mi ser esperaba; lástima que el sueño sea de papel y se rompa con tan solo un pequeño rayo de luz por la ventana. 
Mis manos ya no se encontraban húmedas, pues aquella tormenta de verano que en mi volar se encontraba, había dado paso al nuevo día y al brillante sol, que hizo su aparición a descaro.
Mis pies sí se encontraban descalzos pero no se hallaban llenos de barro y arañazos, pues había descansado durante el colchón toda la larga noche, en lugar de vivir aventuras a tu lado.
Mi sueño rompió la realidad una vez más y como siempre... hizo que mis ojos quisieran llorar, pero mi corazón cada vez más curado de heridas quiso continuar, y en lugar de un pequeño quejido muy dentro, dio paso al que sería el nuevo seguir en pie, construyendo el camino que de baches cada vez más difíciles se tornaba en el tiempo. 
Me levanté despacio, pues una vez más mi sueño quedaba roto, respiré hondo y posé mis piernas en el frío suelo, conforme avanzaba despacio por el estrecho pasillo dispuesta a ver un poco la televisión y evadirme.
Sin esperarlo, me quedé parada en seco, en ese momento recordé tus brazos, tus labios... ¡qué reales parecían!, te tenía en mi piel incrustada sin apenas haberte rozado, con tan solo un pequeño imaginar dormida ya te sentía dentro de mí.
La terraza se encontraba abierta de par en par y risueña me dirigí hacia ella, cual fue mi sorpresa que tus ojos verdes me miraron llenos de alegría y júbilo, te levantaste en el mismo instante y te dirigiste hacia a mí; tu olor cada vez era más característico, igual que en el sueño...

- ¿Sigo dormida? 

Pronuncié en voz alta, sin ningún tipo de reparo...
Me cogiste la cara al mismo par que sonreías despacio y con tu voz llena de dulzura pronunciaste esas palabras que tanto esperaba...

- Los sueños no siempre son mejores que la realidad. 

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