sábado, 27 de julio de 2013

Un mismo sentimiento... 20 salidas

Deseo avanzar veinte pasos; pues con tan solo eso podré llegar al lugar que anhelo, aquel sitio exacto que muestra el sentimiento.
Mi pie derecho, decidido, da un paso hacia adelante, mostrando sus uñas bien recortadas pero con el color ya algo difuso, dando lugar a un parcheado colorido de rosa. En ese avance aparece un cuerpo esbelto de hombre, alguna que otra llamada perdida y un beso inesperado, convirtiéndose en el primero.
En cambio, como se puede observar el camino es largo y son aún diecinueve pasos más los que hay que llevar a cabo; al siguiente escalón una sonrisa la que descubro, interesante y atractiva. Sin embargo, mis piernas quieren ir a un tercero, en el cual se halla un misterio desconocido, que no encuentra salida en mi ser.
Abro la puerta que a continuación se me presenta, y que me muestra de forma dubitativa el siguiente paso, el cual sería el cuarto, que sin querer, se fusiona con el quinto, pues detrás de ese portal hay un escalón que me obliga a dar un traspiés.
Una vez en el suelo, alzo la cabeza y hallo una mano que me ayuda a dar mi sexto paso, una nueva sonrisa, nuevas mariposas envolviendo la aurora de colores con su llegada.
Sin embargo, puedo darme cuenta de que me alejo de esa cara de niño, y que sin saber, el octavo es tan inmensamente desierto que caigo en las redes y me hace llevar con mucha prisa al paso noveno, que es uno de los que no quiero dar sola pero tampoco en compañía y que se convierte en un adiós muy esperado.
El décimo paso me confunde, me mantiene en un ir y venir, me atrapa los ojos azules, sus peculiaridades, inseguridades y caricias...esas que siempre serán las primeras.
Este paso sí que quiero evitarlo, pues deseo quedarme estancada en el número diez, pero mi ser camina solo y en el puesto once se halla más rápido de lo que esperaba mi alma, y que aún con más prisa camina hacia el número doce, mezclándose a su misma vez, como si una tormenta fuese con el trece.
Una vez más, como si de una pelea de titanes se tratase, hace que sean golpes fuertes los que se lleve mi corazón, lanzándome sin medida al paso catorce que va muy junto del quince, como almas gemelas, como cuerpos que sacian su sed en la vereda del querer.
Este último me lleva a la calma, pues para llegar al siguiente hay que recorrer un camino lento; bar, fiesta y el paso dieciséis que tanto había tardado en alcanzar se funde con el diecisiete en menos de lo que canta un gallo.
El pánico comienza a nacer por mis poros, pues estoy muy cerca del final, ese final que me lleva al sentimiento escondido que desde un principio deseo hallar en la tempestad, pero que se me está volviendo un imposible encontrarlo, ya que ¡cómo no!, con cada paso que avanzo siempre queda en mi cabeza el paso número diez, ese en toda ocasión tan inoportuno.
Estoy preparada, deseo dar un paso más, llegar al dieciocho, que sin esperarlo, se torna en confianza que al cabo de segundos se vuelve en desgracia, decepción y rabia... pero la rabia al final del camino se encuentra difusa, con una luz tan clara que se asemeja a la esperanza... sí, es él, el paso diecinueve.
Justo cuando a punto estoy de llegar, caigo por un precipicio, y ahí está el paso veinte, por fin lo he hallado... ¿cuál será el sentimiento que esconde?, ¿será una nueva sonrisa?, ¿será una vez más un misterio por hallar?...
Camino y allí está.... lo que menos esperaba imaginar, y al paso veinte, una nueva salida y un mismo sentimiento que siempre ahí se ha encontrado... AMOR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seres mitológicos

Estoy sentada en el suelo, con las piernas cruzadas. En el sofá está mi hermano, dormido. Todo está en silencio; él ha llegado de trabajar ...