jueves, 20 de septiembre de 2012

Una noche de amor


Susúrrame, susúrrame bajito, lento, despacio...para que las hojas que movidas por el viento fuerte son, te oigan, y hagan sintonía con tu voz, fundiéndose los sonidos de la naturaleza con tu ser.
Hazlo con suavidad, con ternura, pues mis oídos necesitan deleitarse con tu belleza, aunque a oscuras se encuentre la habitación, y no sepa a ciencia cierta que aspecto tiene hoy tu rostro.
Utiliza la sabiduría para conocer que palabras usar, que letras decir a mi persona que lleguen hondo, dentro de mí, que sean aquellas mismas que realmente sientas, y no sea sólo fruto de mi imaginación lo que creo que piensas de mí, de nosotros, de nuestra historia.
Usa la música que tus labios pronuncian cada vez que se mueven para soltar algo que estás a punto de nombrar, y acorde con los silbidos de los niños que se encuentran en la calle a altas horas de la madrugada, jugando sin querer volver a sus casas a dormir...realiza un pentagrama con aquellas notas y claves que se mezclan mientras tu sigues hablándome, diciéndome que estás ahí.
A la vez que me cuentas ese secreto tan esperado por mí, acaríciame la cara, y rodea con tus brazos mi cintura, así, de esa forma estaré segura, pues sabré que te encuentras ahí, abrazándome, sólo para mí...mientras mis manos se juntan con las tuyas, entrelazando mis dedos finos, largos, con los tuyos gruesos pero igual de extensos, y sintiendo tu piel, esas venas señaladas en tus brazos, y el calor de tu cuerpo pegado al mío, con suavidad, con delicadeza, con amor.
Y entonces la habitación se vuelve cielo, con sus miles de estrellas alrededor, alumbrando nuestro nido de amor, formando un corazón alrededor de nuestros sentidos, de tal forma que hagan el efecto de una pared, y así de esta forma, que ya sólo se escuchen tus palabras, ya no se oigan ruidos de la calle, ya no realicen composiciones entre ellos...ya sólo se encuentra tu eco, tus caricias, tus suspiros junto a los míos...y los cuerpos entrelazados, ya no queda nada más, ya lo tenemos todo, tú y yo.
Y ya cansado de contagiarme tu felicidad, de mostrarme tus sentimientos, al final, sólo al final, en el último momento lo haces, dices aquello que estaba esperando escuchar toda la noche, después de haber fundido nuestras almas, juntado nuestros corazones, mezclados nuestros besos, uniendo nuestras fantasías y pasiones...lo pronuncias...al final...te amo.





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