lunes, 3 de septiembre de 2012

Esa película

Y decido ver esa película, no me apetece mucho observarla pero no tengo otra a mano y la pereza puede conmigo, prefiero no levantarme de la cama.
Me da miedo darle al play, no quiero recordar, prefiero quedarme en silencio y no hallarte más, aunque en mi cabeza siempre presente estás.
Cuando no enciendo la televisión para mirar, se me viene a la cabeza el desorden de aquella noche en mi habitación, aquellas risas que a los vecinos no dejaban dormir y sobre todo la falta de atención hacia esa película, que en parte, puede decirse, que se convirtió en celestina en ese determinado instante. 
Recuerdo las constantes miradas mientras intentábamos tener esa noche de cine, y los abrazos continuos cuando alguna escena de amor salía para hacernos compañía, y de camino, intercambiar gestos que a pesar de que no llevaban palabras, lo decían todo.
Una noche, que no se porque, siempre será inolvidable...una noche, como bien su nombre indica, de película.
¡No! pensé, no debía tenerle ese miedo, ni siquiera debería haberme planteado el no verla, por supuesto que la observaría, sin duda la recordaría, porque está claro que me haría revivir esos momentos que para mí fueron mágicos.

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