lunes, 9 de diciembre de 2013

Necesito un consejo

- ¿Observaste mi mirada en ese dicho instante?; ¿aquel en el que nuestros ojos se cruzaron y ante tu expresión atónita mostré mi más profundo sentimiento?... ¿te acuerdas?

Mientras pronunciaba estas palabras, aquel que se encontraba a mi vera recorría con sus ojos confundidos toda la estancia en la que nos encontrábamos; captando cada mínimo detalle de la calle, a pesar de que tantas veces ya había posado sus pies allí.

- Esta vez soy yo la que necesito un pequeño consejo...

Me atreví a pronunciar, ya que sus cálidas mejillas no deseaban formular respuesta; seguía evadido entre luces que adornaban la gran avenida de aquella ciudad sin nombre.

- Pero... ¿un consejo yo?... ¿a ti?... si ni tan siquiera te conozco.

Dijo sin reparo sus labios callados en el momento que mi subconsciente dejó a la vista mi atrevimiento y mi capacidad para salirme con la mía; o al menos, para conseguir una respuesta apropiada a aquello que mi cabeza distinguía entre cortinas y a través de laberintos que solos se formaban... buscando salida.

- Sé que no me conoces, tampoco yo conozco tus hábitos, tus virtudes y tampoco tus defectos; pero por ahora quiero que respondas a esto que formulo y que con tus palabras deleites mis oídos para que... una vez más queden afectados o, por el contrario... mi vida se llene de sonrisa.

Me mordí el labio esperando con tiento su respuesta ante toda mi explicación...

- ¿Qué consejo deseas?

Tragué despacio, formando un nudo en mi garganta que me obligó a tomar una buena bocanada de aire.

- Dime... sin reparos, ¿qué ves ahora?

Pude pronunciar...

- Veo a una chica escultural, con largas piernas, caderas de espanto y ojos zafiro.

Casi lloré al escuchar sus palabras...

- ¿Qué consejo me darías para que, además de un bello cuerpo, pueda mostrar que tengo sentimientos?, ¿sentimientos bastante profundos que dar al mundo... a la gente... a ti?

Y así, la noche pasó callada, y aquel consejo que tanto esperaba se esfumó con la ilusión de mi propia tristeza... dando paso, una vez más a la pena de escuchar nuevamente lo mismo o, en este caso... al no oír absolutamente nada.


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