miércoles, 25 de diciembre de 2013

Cicatriz

En ese instante como cicatriz que era, tras ella dejó una herida guardada; una herida que, a pesar de la profundidad que para mi persona representaba.... era realmente insignificante en comparación con la huella dactilar que quedó marcada en mi corazón de niña, convirtiendo la dulzura que mis arterias dibujaban formando amor, en espinas que clavadas se incrustaron en la superficie de mi alma.

Esa herida jugaba contra la corriente del mar de mis suspiros, intercalando la sal de mis pulmones con el agua en tempestad de la caja roja redonda que conforma el gran motor de mi cuerpo... lástima que ya no se encontrase como antaño... ahora se tornaba cada vez más pequeño conforme pasaban los segundos del gran reloj de mi vida.

Por momentos, la pequeña aguja que marcaba el compás de mis párpados, se convertía, por arte de magia en lágrimas que solas brotaban e irremediablemente... dejaba al descubierto esa pequeña herida que la cicatriz dejó guardada en ese instante, síntoma del pasar del tiempo.





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