Mis manos estaban encharcadas de sudor y a la misma par mi cuerpo temblaba, pues tenía miedo de avanzar.
Mis ojos miraban los suyos que ardientes de deseo estaban y mi lisa piel sentía sus manos suaves seguir cada línea que dibujaba mi figura.
El pánico entraba a descaro, al mismo tiempo que me hacía guiños de tranquilidad, haciendo cada segundo que pasaba intenso y difícil de olvidar.
A pesar de la experiencia vivida en años, él me hizo volver hacia atrás, sintiendo a flor de piel mis nervios de niña, fluyendo con mi cuerpo de mujer, pues en ese instante lo viví todo igual, como si hubiese sido la primera vez.
domingo, 14 de abril de 2013
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