sábado, 11 de enero de 2014

Y sonreí

Caminando entre calles estrechas llenas de niebla en la gran ciudad; lo pude divisar... no había cambiado absolutamente nada desde que lo vi la primera vez, hacía ya cuatro cortos pero intensos años.

Tenía una mirada penetrante y me observaba a descaro a través de sus largas pestañas del color como el carbón; al igual que sus ojos verdosos se dirigía, sin esperarlo, hacia mi persona.

Su sonrisa me dedicaba la marca más satisfactoria.... dejando comisuras y marcando sus característicos hoyuelos, que antes tanto siempre me gustaban.

A la misma vez que mis manos querían dirigirse a su vera, algo me lo impedía; volviendo mi cabeza y observando, irremediablemente, que ya marchó... ¿fue solo un espejismo?; ¿fue su mirada la que quedó grabada en mi cabeza y por ello lo vi en dicho momento?...

La niebla, esa que me rodeaba desde que posé mis pies en el frío suelo de la calle de invierno, se fue sin más dilación, y entonces lo supe... aquel lugar... el lugar de nuestro primer beso... por ello, a pesar del tiempo, lo volví a ver... igual... como cual espejismo; y sonreí.



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