miércoles, 21 de agosto de 2013

Tengo algo que contarte

- Abrázame fuerte y no me sueltes - 

Las palabras de ella mostraban seguridad hacia su persona y a la misma vez un suspiro de debilidad, pues sabía que le correspondería el abrazo, pero sin mostrar a ciencia cierta lo que su corazón sentía al unirse con ella en la noche.

- Sabes que tengo algo que contarte -

Mostró entre labios dubitativos y abriendo como platos sus ojos verdes, al mismo tiempo que la abrazaba como le había pedido minutos antes, entre sábanas blancas y pieles desnudas.
La mirada de la joven, en ese instante, ofreció un "adelante" y una media sonrisa asomó por su rostro, esperando impaciente la noticia de su amante.

- Creo que me he enamorado -

Aunque lo mencionó con un tono de tristeza en su voz y sin mostrar emoción alguna; el rostro de ella cambió por segundos, pues esa frase escapada de sus finos labios significaba que por fin él sentía lo mismo.

- ¿Y eso es malo? Por fin sientes lo que yo -

Esas cinco palabras que había dicho con antelación le habían cambiado la perspectiva de futuro a su lado, pero la tez seria que ofrecía él en la negrura hizo que por primera vez la princesa quisiera dejar huir al sapo, por miedo a que se convirtiera en un verdadero príncipe. 

- Estar enamorado es bueno y sobre todo si la otra persona te corresponde -

Atinó a decir la mujer aún niña que se hallaba cobijada entre sus brazos de hombre ya maduro; y entre manos que habían vivido mil y una historia más de lo que ella había podido disfrutar.

- Es que no sé si ella me corresponde exactamente -

Ahora su cara se llenó de dudas, entrecerró sus ojos y expresó un gesto de incomprensión que seguro él mismo notó a pesar de la oscuridad que habitaba el dormitorio, el de ella.

- No entiendo el porqué dices esto, si sabes que te amo -

Dijeron entre sollozos los ojos color agua de la muchacha, que casi se llenan de mar salado mencionando las últimas letras.

- Pero... -

Seguía sin nombrar lo exacto, cuestión que la abrumaba...

- Pero... tú no eres la chica por la que mi corazón siente -

En ese momento, ella se quedó quieta, sin saber muy bien qué decir, pues el chico que estaba durmiendo con ella, en su cuarto, en su misma cama... y que lo había hecho durante casi todo un año... acababa de escarbar una cueva en lo más profundo de su corazón, sin ni siquiera dejando respirar. Ella, a pesar de su inmadurez e inexperiencia entendió perfectamente las últimas palabras mencionadas por él y a pesar de que tenía sus ojos encharcados en lágrimas dijo sin reparo...

- Tienes una cara muy dura y un corazón hecho de piedra -

Y siguió en la misma posición, llorando; incluso él aún la tenía agarrada fuertemente.
El chico no hizo mención alguna, simplemente cerró sus ojos y siguió durmiendo a su vera, pues tenía miedo de dejarla marchar, aunque de otra chica estuviese enamorado. 



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