miércoles, 7 de noviembre de 2012

El agua junto al desamor

Observo en silencio, callada, casi sin aliento, cada gota de lluvia que en mi ventana se encuentra posada, dibujando formas que dejan lugar a volar mi imaginación.
Entre todas ellas, se encuentra un corazón incrustado en deseo, pues miles de gotitas lo rodean dando impresión de latir de fuego bañado en agua.
Un poco más arriba una rosa, parecida a aquella que me regalaste, encubierta en sueño, mi soñar corre hacia tu lado, imaginándote a mi vera, invitándome a amar.
Y entre unas y otras figuras, sombras que se tornan increíbles, que se vuelven fantasía y dan la bienvenida al amor.
Pero una gota cambia, y dirige su camino hacia el fin, pues se desliza rápidamente por el cristal queriendo desaparecer...coloco el dedo despacio para que no caiga del todo y destruya mi imaginar, pero ésta a pesar de que se para en seco, también queda destrozada en mi dedo, ofreciéndome humedad.
Decido juntar las manos y pedir un deseo que no me deja conciliar el sueño, pues si con estrellas fugaces que pasan rápido y desaparecen se pueden cumplir... ¿por qué no aquellas gotas que se caen y desaparecen en el suelo a nuestros pies?
Pero todo pasa, los rumores llegan y las dudas asoman y te dejan desvanecer, y las pequeñas gotas de agua salada se convierten en mar, y no sabes a qué dirección acudir, hacia qué lugar avanzar.
Y, de nuevo, vuelvo a mí, miro a mi alrededor, mi cama se encuentra desecha, la mesita de al lado de ella está repleta de ropa mojada, pues la noche anterior había llovido y yo no llevaba paraguas.
En la neblina besaba esos labios imaginarios que se hallaban frente a mí, a los que sentía tan cerca de mi ser y aquellos mismos que saboreaba siempre que podía...en mi pensar.
Labios que también llegaron a mi hogar y que, más tarde desaparecieron, dejando mi sentir a un lado, mi querer en llanto, mi volar aterrizando...y mi corazón en fracaso.
Y una simple gota de lluvia en mi ventana hizo recordarte, pensarte, admirarte...definitivamente quererte para siempre, para la eternidad...

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