Por ello creí estar sedienta de amor... sed que me llevó a saciarme del querer inexistente, del amar presente, de la pasión que por fuerza de segundos brotaba del más profundo ser... sed que me obligó a beber demasiado, a introducirme en un alcohol que me saciaba de él... sed que inexplicablemente me introducía en el oscuro sueño del olvido...
Sed que, por arte de magia y en cuestión de cortos e intensos minutos se convirtió en una auténtica indigestión de amor...
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