miércoles, 5 de diciembre de 2012

CUENTO NAVIDEÑO. Una Navidad distinta


Allí se encontraba, plasmado una vez más al lado del portal... le daba algo de vida el pequeño angelito colocado en su parte superior, y los adornos que le rodeaban hacían sentirse especial... pues cuando el invierno llegaba, los copos de nieve caían y los niños cantaban canciones, hacía más bonita su llegada... la Navidad.
Con esmero, las madres tejían lo que sería las botas de Navidad, cada una con un nombre incluido, pues hasta los más mayores sentían ensueño porque algún regalo le llegase, aunque supiesen a ciencia cierta que papá Noel y los Reyes Magos existían de forma distinta a lo que le explicaban a los más pequeños de la casa, y en todas ellas, en el preciado día 25 de Diciembre, algún paquete envuelto en sueño, dando la ilusión más esperada por los niños y niñas de cada casa en particular, cada familia celebrándolo a su manera, pero al fin y al cabo, todas llena de felicidad, pues es una época en la que todos se encuentran unidos, dejando atrás las diferencias y olvidando las peleas que cada casa presenta a lo largo del año, un día de reconciliaciones. 

Pero... ¿Qué se encontraba fuera de allí?, ¿Qué existía en aquellas calles y en aquellos lugares, en lo que se considera fuera del verdadero hogar?

En las afueras, los deseos más importantes, las ilusiones no perdidas de pequeños en hospitales y la grandiosa generosidad esperada para que éstos, que no pueden llevar a cabo una gran comilona...puedan recibir el regalo por haber sido buenos, y es que no tienen otra opción, pues encerrados en esas cuatros paredes, no debe existir mal alguno. pues ellos también están viendo pasar su infancia, aunque se trata de pasarla en una sala blanca y fría.

Más allá de esas ilusiones...

A cada paso que iba dando la ya muchacha por los pasillos, se podía observar su cara rosada, y su poco cabello que ya casi nada le crecía, pero que le servía para demostrar que poco a poco, a base de esfuerzo y mucho pesar, comenzaba a recuperarse, aunque aún se encontrase el agudo dolor que le hacía su vida insoportable. Ése sería su mayor regalo... la completa cura después de años de lucha.
Esta mujercita, ya no creía en los cuentos de hadas, y por tanto, tampoco en los Reyes Magos, ni personas caritativas que por arte de magia llegaban y le daban a los niños regalos para hacerlos felices.
Ella ya no sentía la esperanza de la Navidad, pues cinco años llevaba encerrada y a sus 15 años de edad la ilusión menguaba por segundos...pues en cada Navidad, en todas las épocas frías del año... un amigo era llevado por la oscuridad, cada hilo de muerte recorría por cada poro de su piel, dejándola completamente sola.
Cada vez que esta estación del año llegaba, ella se negaba a comer, pues sus padres tampoco la visitaban, continuamente trabajaban y ya su familia se había convertido esas personas vestidas con batas blancas que compañía le hacían en días de tempestad y frío, pero que al fin y al cabo, tan sólo estaban trabajando.
También se percataba de que conforme más años pasaban por su ser, estas personas asistían a los más pequeños y ella desde hacía un año seguía en soledad... pues ni el árbol le hacía compañía que años atrás le demostraba.
Deprimida se encontraba, no quería hallar regalo alguno debajo de éste.

¿Se olvidarían de ella? ¿La parte más oscura de la Navidad que le arrebataba el sentir y el frío, la visitaría ese año, en esta ocasión para llevársela a ella?

Pasó despacio, el día 25 fue un día normal, pequeños regalos, casitas de cartón y algún juguete de muestra, le daban a los más chicos, para que, supiesen que Papa Noel había dejado su bondad en cada uno de los árboles...y evidentemente, en su árbol ningún regalo...algo que le llenó de alivio.

Algo curioso ocurrió el mismo día 6 de Enero, cuando todos los niños de las habitaciones de los lados, se acostaron temprano, esperando con ansias la llegada de los Reyes Magos, pues todo el año deseaban ver esas caras que alegría le daban durante, al menos, un mes.

Justo ese día, se levantó la primera, pues no podía dormir, y una sorpresa llegó a su ser, pues una luz brillante como el sol, pero no igual de amarillenta que ésta, se apoderaba de toda la habitación, dando paso a un gran suspiro en su ser que se desvaneció...y entonces... sí despertó...

A los pies de su cama dura como el hierro, dos caras que se le tornaban peculiares, pero que en algo cambiaban por culpa de años sin observarlas...

- Papá, mamá... - Alcanzó a decir, y dos borbotones de lágrimas salieron por sus pequeños ojos rasgados y negros como el tizón.

Entre sus manos, un papel...no un envoltorio parecido a un regalo, no una muñeca, no algo material, cuestión que no la cautivaba... simplemente un papel con letras...
Sus padres, también derramando constantes gotas de agua salada por sus mejillas mencionaron...

- Perdona por nuestra ausencia en años.... ¿trabajando?, no, buscando ayuda por todos los rincones del mundo, para que nuestra pequeña Laura, que ya en mujer se ha convertido, encuentre cura para su enfermedad...y qué mejor forma que hacerlo en Navidad...qué mejor regalo.

Laura no se dignó a decir palabra, se abrazó a sus padres, a los que tanto de menos había echado desde que allí ingresó...y llevándose como regalo, el más esperado de todos...sus propios Reyes Magos que traían entre sus manos el papel que le libró del encarcelamiento y que le llevó a la libertad... una cura total para el cáncer.

Antes de recoger sus cosas y marcharse para siempre, se dirigió al despacho donde sus médicos siempre se encontraban y en letras bien grandes, y en forma de grafiti puso...
¡FELIZ NAVIDAD!


 



3 comentarios:

  1. Hola, que bien que escribes, ya me imprimo este cuento para contarselo a mis niños para estas navidades, gracias por compartir tanta creatividad!!

    Saludos

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  2. Hola!! Muchas gracias. Me alegro de que te guste. Espero el día de mañana poder incluir este cuento en un libro que está en marcha.
    Y gracias de nuevo. Con el comentario, me animas a seguir escribiendo :)

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  3. Pues en hora buena por tu libro!! muchas felicidades!!!

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