martes, 16 de agosto de 2016

Levántate después de cada caída

No es guapa, no es alta y tampoco inteligente. En ocasiones parece ser atractiva, un poco de maquillaje arregla las ojeras que le producen el insomnio, las marcas del pasado y algún grano que se resiste a desaparecer. Su pelo no es brillante, sus uñas no son largas y precisamente su cuerpo no es el de una modelo.

Presume ser responsable pero ella no conoce el significado de esa palabra, de la misma forma inventa lo que considera madurez pero se resiste a creer que ya ha crecido. Los años han pasado y se ha descubierto a sí misma como una persona imperfecta. Las apariencias no le importan tanto como antaño y piensa en reforzar su belleza interior, esa que no sabe siquiera si existe. 

Llora demasiado, a veces por cuestiones sin sentido pero después se siente libre. Sus ojos hinchados son solo una muestra de que siente, imagina y sueña a flor de piel. Juega con ventaja en el amor, sin embargo a pesar de la experiencia no sabe si ha aprendido a amar, ese sentimiento tan complejo y necesario para sobrevivir. 

Ha sufrido la pérdida de algún ser querido y comprende el significado de vivir la vida, sabe que disfrutar también se puede hacer en soledad, con la música de fondo y los pensamientos en el aire. Le gusta oler las flores, es una pequeña forma de sentir que estás vivo. Conoce el pasado y se niega a pensar que la vida juzgue lo que se hizo en él. Su confianza en el presente le muestra que el ayer no se borra pero sí se pueden curar las heridas que causó.

Se ha estudiado de memoria la primera lección de la vida: "levántate después de cualquier caída", al fin y al cabo es bonito saber que si las puertas se cierran son para abrir otras mejores.















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