jueves, 14 de enero de 2016

Inspiración


Ella...

Solía prender una pluma y dibujar el paisaje que se le postraba a sus pies.
Imaginaba el mejor lienzo, las más bellas pinturas y una fuente de inspiración. 
Componía en su cabeza la melodía que en algún momento le ofreció su más alabada obra de arte y saboreando la satisfacción volvía a sonreír. 
Soñaba con el museo más grande, los artistas más reconocidos y el calor de un hogar; soñaba con retratos que la mirasen como ningún hombre lo había hecho jamás.

Nosotras...

Solíamos visitar bonitos rincones en busca de una musa, en ocasiones ella cerraba los ojos, respiraba profundamente y se limitaba a soñar. Sin más, sin mirar sus dedos, éstos solos empezaban a crear. ¡Era maravilloso! y lo recuerdo cómo si fuera ayer.
Ella, mi artista y dueña de mi corazón se enamoró...

Ahora...

Sostiene su pluma y dibuja esos ojos verdes que la encandilaron. El mejor lienzo es su espalda y él su más preciada fuente de inspiración. Ella saborea la ilusión que tanto tiempo atrás había imaginado. Sueña con esos bonitos rincones y los visita con su verdadera musa.

Yo...

Escribo al aire estos versos. Ahora la inspiración se ha marchado, porque mi única musa, mi amor... se enamoró. El amor, sin duda, toda una fuente de inspiración.




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