miércoles, 11 de enero de 2017

El libro

Llovía dentro de la casa de campo, unas goteras en el techo del pequeño ático inundaba la estancia, tormenta de verano. Marta prefería no subir por esas escaleras, no en ese momento. 
Su madre insistía para que ésta le ayudase, ella miraba a su padre en el sofá viendo la televisión, a su abuelo dormido con la boina cubriéndole los ojos y a su hermano en un escalón sentado observándola.

- ¿Tiene que ser ahora? 

Solo se escucharon pasos alejándose y a una madre enfadada volviendo a la faena. 

- ¿Tiene que ser ahora? - gritó con más fuerza.

Nadie contestó y una sonrisa se escapó en el rostro de Arturo, su hermano. Estaba leyendo otra vez ese libro, el que se encontró cuando llegaron para pasar las vacaciones en familia y del cual no se había despegado. 

Ella no podía leerlo, no se atrevía a hacerlo debido al comportamiento de su hermano en esas últimas semanas. Se levantaba muy temprano, la contemplaba con cautela al lado de su cama hasta que ella despertaba, le sonreía sin decir palabra, tenía la costumbre de esperar impaciente algo que no llegaba en la mitad del recorrido de la escalera y sus ojos parecían ser blancos cuando Marta intentaba dirigirse a él. No quería subirlas si Arturo le impedía el paso.

- ¿Por qué no te ayuda Arturo mamá? 

La sonrisa dibujada en la cara de éste desapareció, dejó caer el libro al suelo y cuando iba caminando en busca de su madre se giró, señaló a su hermana con la mirada e hizo lo mismo con su libro. Era una señal, al menos Marta así lo interpretó. 

- ¡Abre el libro por la página 82!

La voz de su madre la pilló desprevenida cuando ella ya tenía el libro entre sus manos. Volvió a decir:

- Me ha dicho tu hermano que lo hagas, quiere compartir la lectura contigo

A Marta le temblaban las manos, abrió el libro por la página indicada y ante su mirada atónita pudo leer: 

"Es hora de subir las escaleras ¿no crees?, mamá puede estar en peligro". 


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