Por una vez, solo debes cerrar los ojos, alzar el rostro al cielo y pedir aquello que más deseas y añoras, que aunque no se cumpla, tu sueño quedará ahí, impregnado en estrellas que no parecen fugaces pero que guardan tus más profundos secretos.
Hoy dormiré con lágrimas en los ojos pero soñando que he arriesgado mis deseos a las más hermosas estrellas.
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