Miré en primera ocasión hacia la derecha y un fino sentimiento de emoción fundido con la decoración de la clave de sol me acompañaba, tintineando con suavidad en mi oído y haciéndome partícipe de un segundo de tranquilidad.
Tranquilidad y paz que sin esperarlo, fue acompañada de una llamada de atención hacia mi izquierda que, irremediablemente, me hizo mostrar una gran sonrisa, dejando a la vista mis blanquecinos dientes... aquello que allí se hallaba me hacía sentir feliz.
Mi ángel de la suerte, en dicho instante, apareció haciéndose notar entre mis dedos y me obligó a mantener la risa que minutos antes me había otorgado el objeto portador...
Me dijo entre balbuceos que sería mi amiga y compañera leal en el tiempo y que nunca jamás me fallaría; por ello la cuestión de elegirla...
Una voz, en esta ocasión más grave interrumpió mi ensoñación en el instante menos preciso, y el mal en miniatura se pudo hallar a mi derecha, señalando con inquietud e impaciencia que el objeto que él llevaba era el mejor.
Ya mi mente se empezaba a confundir, tenía que elegir entre paz y alegría, entre pentagramas y folios... entre sentir y soñar... ¿cual sería la mejor opción?...
Solté tanto los objetos como las criaturas que me habían causado duda... y sostuve un lápiz, fundiendo mi imaginación en letras y dibujo; entre líneas pinté una palabra, seguida de una clave de fa; una rima unida a una corchea y un corazón al lado de una imagen concreta... y entonces lo comprendí...
Miré con detenimiento los objetos posados en la mesa y los comparé con la imagen que mi cabeza coloreó... Una pluma ligada a una melodía, y es que no hay música sin letra, ni letra que salga tras párrafo escondida por música... por lo tanto cogí mi pluma, me puse el colgante de nota musical y marché feliz y en la mejor compañía posible.... Mi escritura y la música... amigas que jamás fallan.

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