Justo cuando dispuesta estaba a dar el maldito portazo que tanto me llevaba asustando toda la tarde, debido a sus continuos vaivenes...ahí se encontraba él.
Siniestra...así era su mirada y así era la situación en la que ambos nos encontrábamos en ese instante, pues a dos pasos de mí, existía una figura extrañamente peculiar...
Miraba sus ojos y los míos de lágrimas se encharcaban sin comprender...
Miraba sus manos entre las sombras y mis dedos se volvían puños, pues una rabia dentro de mi persona llegaba sin esperarlo.
Observaba sus labios casi borrosos y yo, sin querer, mordía los míos con ansias, con ganas...con sensación de amor... pero esa imagen que siempre presente estaba, me llenaba de tristeza, pues cada vez más difusa se volvía con el tiempo...
De pronto, bajé los párpados con fuerza, siendo de esta forma mi cara manchada de pintura negra que en mis ojos tenía... me encontraba abrazada por el escalofrío, llorando, pensando... pues mi recuerdo comenzaba a disolverse y su imagen en mi cuerpo cada vez más desgastada se hallaba.

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