Abrí esa carpeta que tan escondida se encontraba al fondo de ese armario plagado de grandes cantidades de ropa, la mayoría de ella sin usar, y dos sensaciones en forma de escalofrío recorrieron mi ser... por un lado miedo... por otro, tristeza...
Miedo porque supe con certeza lo que esa caja escondía, y aunque en esos momentos el dolor no era tan intenso, ciertas cicatrices encontradas con hilachos en el corazón aún se hallaban...
Tristeza por saber aquellos recuerdos que ahí se dibujaban...grabando en un papel nuestros rasgos, perfeccionando los rostros.
Primero...una carta que me entregaste, dejando mi llanto salado de niña, en unas lágrimas que fueron cayendo paso a paso, hasta convertirse, al final del camino, en lágrimas de mujer.
Después... una rosa, con sus pétalos ya marchitos y dejando como recuerdo un pequeño sinfín de olores que ya a antiguo sabían.
Y por último...esa foto, foto que reflejaba el sentimiento, que hacía que los ojos se iluminasen y que una sonrisa tierna saliese de los más profundo de mi ser, dando paso a la nostalgia vivida y a las alegrías mostradas en el tiempo que estuve a tu lado...
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