Sus manos de un momento a otro, se tornaron temblorosas y con impaciencia esparcían esas gotitas que de sus ojos brotaban.
Sus labios finos mostraban una línea recta, intentando contener con todas sus fuerzas el llanto, y así, mostrar esa firmeza que siempre le caracterizaba.
Sosteniendo las palabras, y antes de decir ese adiós que tanto él como yo, estábamos esperando, un abrazo salió de nuestros adentros, de lo más profundo de nuestro ser...
Un adiós entre lágrimas amargas que rápido se escapaban sin querer, fue lo último que vi de sus ojos, y su bonita sonrisa que tanto me fascinaba, sólo se volvió en despedida...saliendo de ella un "te quiero", que ambos compartíamos...
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